Para prevenir los malos olores en la nevera, es esencial realizar una limpieza regular, almacenar correctamente los alimentos y asegurarse de que el refrigerador funcione a la temperatura adecuada. (Brillocor)
Este 26 de junio se celebra el Día Mundial de la Refrigeración, un proceso termodinámico indispensable para la mejora de la calidad de vida de las personas, destacando su amplia contribución en las economías de las naciones en el marco de la pandemia por COVID-19 y el cambio climático a nivel mundial.
Con la celebración de esta efeméride se conmemora a individuos, grupos profesionales, asociaciones y las tecnologías responsables de mantener objetos y entornos con temperatura controlada.
Este Día Mundial cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA), de acuerdo al portal web Diainternacionalde.
Los malos olores
La nevera es un electrodoméstico vital en la gran mayoría de hogares debido a que su principal misión es conservar el sabor y frescura de los alimentos y bebidas, sin embargo, también puede convertirse en fuente de olores desagradables si no se le ofrece el mantenimiento adecuado. Afortunadamente, existen dos trucos útiles y económicos para evitarlo.
Entre las causas más comunes de este problema se encuentra la descomposición de alimentos como frutas, verduras, carnes y lácteos. Asimismo, los alimentos que se guardan sin tapar o en recipientes que no cierran correctamente pueden liberar olores en el ambiente del refrigerador.
Además, la humedad presente en la nevera puede favorecer el crecimiento de bacterias y moho, especialmente en rincones, grietas o en los drenajes de descongelación, donde los residuos y el agua pueden acumularse.
Mientras que cuando los alimentos frescos se almacenan junto a otros que están descomponiéndose o que naturalmente tienen olores fuertes (como algunos quesos o pescados), puede producirse una contaminación cruzada, donde los olores se transfieren de un producto a otro.
Qué hacer para evitar malos olores en el refrigerador
Para evitar malos olores en la nevera, hay dos soluciones efectivas y naturales. La primera implica usar bicarbonato de sodio, debido a que es un producto tiene la capacidad de neutralizarlos sin añadir fragancias que podrían transferirse a los alimentos. El procedimiento para emplear este truco requiere:
- Abrir una caja de bicarbonato de sodio y colocarla en una de las baldas de la nevera o en la puerta, donde no estorbe.
- Si se prefiere, se puede verter una cantidad de bicarbonato de sodio en un cuenco abierto o en un recipiente poco profundo para aumentar la superficie de exposición.
- Además se requiere cambiar el bicarbonato de sodio cada tres meses, o antes si notas que los olores vuelven a aparecer. Una buena práctica es escribir la fecha de colocación del recipiente para llevar un mejor control.
Otro método implica el uso de carbón activado, el cual es conocido por su porosidad y capacidad para absorber olores, químicos y gases. Además, es perfecto para mantener el ambiente de un refrigerador fresco y sin olores no deseados. Para utilizarlo es necesario:
- Compra carbón activado, es posible encontrarlo en tiendas de productos naturales, ferreterías o en el área de mascotas de algunos supermercados, debido a que se usa también en los filtros de los acuarios.
- Colocar una pequeña cantidad de carbón activado en un recipiente abierto o directamente en pequeñas bolsitas de tela o mallas transpirables que contengan el carbón.
- Situar el recipiente o las bolsitas en un rincón o en la puerta de la nevera, para estar seguros de que no interferirá con el cierre adecuado de la puerta. Lo ideal es colocarlo en la parte trasera para que no estorbe.
- El carbón activado suele durar mucho tiempo, pero es recomendable cambiarlo cada 2 o 3 meses, dependiendo de su capacidad de absorción y de los olores de la nevera.
Este método es un poco más costoso que el bicarbonato de sodio, pero es igualmente efectivo y tiene la ventaja de durar más tiempo. Además, el carbón activado no solo ayuda a controlar los olores, sino que también puede contribuir a mantener un ambiente más limpio, absorbiendo gases y otras sustancias nocivas presentes en el aire del refrigerador.