Duarte en la Restauración

Duarte en la Restauración

Diomedes Núñez Polanco

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Duarte en la Restauración. Recientemente, en ocasión del Mes de la Patria, participé como expositor en la Tertulia del Teórico, un espacio de reflexión e intercambio creado por el escritor, cineasta, profesor, gestor cultural y abogado Samuel (Jimmy) Sierra, ido a destiempo en agosto de 2020; pero la dinámica tertulia continúa, ahora vía zoom, con renovados aires, como homenaje a su inspirador, bajo la conducción de los doctores Rafael Lantigua y Julio Aníbal Suárez, y el escritor Reynaldo Disla.

Me correspondió hablar sobre Duarte en la Guerra Restauradora, de cuya presencia en esa gran gesta se cumplirán 158 años el próximo 25 de marzo.

Muchos ignoran, que Juan Pablo Duarte fue también un destacado militar, aparte de su condición de Padre de la Patria, mayor expresión del patriotismo dominicano, de la identidad nacional, síntesis de la entrega superior a la causa emancipadora y transformadora de su pueblo, pionero de la concepción de modernidad del país, y otras tantas visiones y capacidades.

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Luego de su peregrinaje por varios países europeos (Inglaterra, Francia y España), vía los Estados Unidos, y la experiencia vivida en esas naciones, precisamente en tiempos que siguieron a la Revolución Francesa, con el liberalismo, el independentismo, derechos humanos, fraternidad, el joven Duarte quedó imbuido de todos esos ideales. Incluso, pernoctó en París, cuando las barricadas de la Revolución de Julio de 1830 aun estaban humeantes. Y cuando el doctor Manuel María Valverde lo cuestionó, cuando regresó al país, sobre lo que más le había impactado de su periplo europeo, respondió: “Los fueros y libertades de Barcelona, fueros y libertades que espero demos nosotros un día a nuestra patria”.

Ya era irreversible su decisión de luchar por la independencia frente a Haití y la fundación de la República Dominicana.
Sabía que ese proyecto solo se podía lograr con ideas claras sobre cómo crear una república, y enfrentando al invasor por todos los medios posibles, incluido el militar. De modo que siempre fue útil para él y los trinitarios el aprendizaje de destrezas en el manejo de las armas.

Como el Gobierno haitiano obligaba al ciudadano desde los quince años de edad hasta los 60 a cumplir con la conscripción o servicio militar obligatorio, Duarte cumplió ese compromiso desde los ventiún años de edad. Entró a la Guardia Nacional como furrier (el cabo que distribuye la comida entre las tropas), y ya para 1842 fue nombrado capitán de su compañía; para 1843 alcanzó el grado de coronel.

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Por ello, no ha de extrañar que al quedar fundada la Trinitaria, hubo distribución de funciones, división social del trabajo, y rangos militares. Duarte fue nombrado director general de la Revolución que proyectaban realizar, y se le dio el rango de general en Jefe de los Ejércitos de la República. También se les otorgaron los rangos de coroneles a Pedro Alejandrino Pina y Juan Isidro Pérez; de igual modo lo obtuvieron, posteriormente Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella.

Cuando regresó de Curazao, tras la proclamación de la Independencia el 27 de febrero de 1844, fue aclamado por las autoridades y la multitud en el puerto de la ciudad, y designado miembro de la Junta Central Gubernativa y comandante del Departamento de Santo Domingo.

Ese Duarte militar y patriota es el que se presentará en el escenario de la Revolución Restauradora.