Los dominicanos conmemoramos hoy el 210 aniversario del nacimiento de Juan Pablo Duarte, incomprendido durante su vida terrenal y casi en el olvido después que muriera en Caracas en 1876.

La clase intelectual de fines del siglo XIX e inicio del siglo XX actuó con hipocresía en todo lo referente a Duarte y su sacrificada vida para ver a una patria libre del dominio isleño y del extranjero.

No ha habido un apóstol de la libertad tan vilipendiado e ignorado por sus compatriotas de su aguerrida entrega a costa de su salud y su fortuna lo que no se le reconoció en vida.

Cuando Juan Pablo Duarte llegó al país a inicios del 1864 para ponerse a la orden de las fuerzas revolucionarias que en el Cibao combatían a los españoles, que ya estaban sometidos a un acoso de las fuerzas irregulares dominicanas. Duarte se vio marginado y conminado a salir del país de inmediato para que fuera a Venezuela a buscar ayuda para la causa restauradora.

Duarte logró permanecer en el país hasta que Mella, que estaba grave, falleciera. Ocurrido ese hecho fatal de inmediato partió de Santiago donde había permanecido desde su llegada en marzo de 1864, y compartiendo con los líderes restauradores, volvió para la Línea a cruzar a Haití e irse para su exilio final donde 14 años después fallecería y luego traerían sus restos al país.

Y es que los dirigentes restauradores cibaeños no soportaban por mucho la aureola que ya tenía Duarte, y pese que ya habían transcurrido 20 años de la gesta separatista, quedaba en el recuerdo de muchos lo que había significado Duarte para lograr aglutinar a los jóvenes y oponerse a la presencia de los haitianos. Años más tarde, los españoles, que habían retornado al país bajo un acuerdo con Pedro Santana, que argumentaba para el país sobrevivir necesitaba el resguardo de una potencia externa ya que el país no resistiría de la embestida de ambiciones que los vecinos de occidente mostraban su urgencia de volver a ocupar el oriente como ya lo habían hecho hasta 1844. Y era que el país no resistiría de nuevo la agresión de su vecino, un conglomerado sediento de revancha en un suelo ocupado por seres humanos de distinta formación ideológica y estaban conscientes de lo que había sido la lucha por la separación.

Pasaron muchos años para darle a Duarte y sus compañeros su verdadero lugar en el recuerdo dominicano. El país tuvo que atravesar muchas dictaduras aun cuando algunas de ellas se cimentaron en el recuerdo de los padres de la Patria para formar sus controles sobre la población criolla.

Durante la dictadura de Trujillo el culto a los padres de la Patria fue algo vario pinto donde en el trasfondo se dedicaban los homenajes para palanquear a Trujillo con su historia y llevarla a los niveles de que no se profundizaba mucho en los hechos de aquellos hombres y mujeres que habían luchado en contra de los haitianos o enemigos del orden constitucional como fueron los abanderados del caudillaje y amantes de la lucha guerrillera por asunto de apoderarse de los recursos públicos siendo el modelo Desiderio Arias y sus secuaces. Ellos fueron los promotores de la intervención americana de 1916.