Ecología
El ambiente de la ciudad

<STRONG>Ecología<BR></STRONG>El ambiente de la ciudad

POR DOMINGO ABREU COLLADO
La ciudad capital, Santo Domingo, no es ecológica, pero pudiera ser ambiental. Es decir, pudiéramos habitar en una ciudad de buen ambiente, de muy aceptable ambiente, pero nunca ecológica.

Un periodista de un diario nacional y gratuito escribió el 1 de mayo pasado “¡Dónde están ecologistas? ¡Rajando la leña están!”, refiriéndose a la eliminación de árboles de leucaena de la avenida Abraham Lincoln y a que los ecologistas no habíamos reaccionado, quizás “escandalizados” por semejante agresión a la “ecología”.

Pues bien; la capital dominicana, con excepción del Cinturón Verde de Santo Domingo –con sus suelos, sus lagunas, sus ríos, su vegetación, sus animales, su temperatura y su ambiente- no tiene nada por la que los ecologistas debamos alarmarnos. Sí deben hacerlo los urbanistas y las familias y sectores que quieren tener un ambiente más o menos decente, agradable y saludable. Pero los ecologistas nos estamos ocupando de otras cosas más importantes: las aguas superficiales y subterráneas, los bosques, los suelos, el ambiente planetario, la fauna marina, el cambio climático y las presiones políticas sobre las áreas protegidas. Es decir, ocupados con la isla entera y más allá. Con lo que todavía existe y funciona y que ya no existe en la ciudad capital.

Y es que hay una diferencia entre lo ambiental y lo ecológico, aunque ambos estén relacionados. Pero no vamos a tratarlo ahora. Es solo para que lo sepan los comunicadores que preguntan por los ecologistas.

La ciudad capital, Santo Domingo, tiene sectores que se están ocupando del ambiente de su área. Están haciendo su parte. Y si todos hiciéramos nuestra parte toda la ciudad estaría como esos sectores. Unos más y otros menos; con más posibilidades o con menos; pero ambientalmente aceptables.

En el sector de “Los Restauradores”, en Santo Domingo, por ejemplo, un grupo de vecinos decidió manejar su área verde, anteriormente descuidada, abandonada y destinada a vertedero.

Tomaron el área verde, invirtieron su dinero en herramientas, plantas, semillas, ornamentos; pagaron su limpieza total, su acondicionamiento… en términos generales, se ocuparon de su área verde, hicieron su parte por el ambiente de su sector… y les salió de maravillas.

Actualmente tienen un pulmón que respira para ellos. Tienen una enorme pajarera de aves libres. Tienen un espacioso jardín para la recreación y las manualidades. Tienen una fabulosa mina de tranquilidad…  con sólo mirar hacia fuera.

Y no es que hayan recuperado la ecología del área, porque una zona llena de casas, calles asfaltadas, aceras, contenes, alcantarillas, postes y vehículos moviéndose y vertiendo gases a la atmósfera no tiene componentes ecológicos relacionados y que puedan crear y desarrollar biodiversidad. Eso –lo ecológico– solamente ocurre en los lugares no perturbados.

Lo otro, lo ambiental, lo agradablemente visible, tangible y respirable, sí es posible de conseguir. Pero todo el que lo quiera debe hacer su parte. Y en Los Restauradores, un grupo de vecinos hicieron su parte y se ocupan de hacerla cada día, para mantener esa área verde que defienden como si en ello le fuera la vida, como si de su defensa dependiera su supervivencia.

Es un ejemplo de lo que pudiera hacerse en toda la ciudad capital, como ya dije, en la medida de las posibilidades de cada sector, pero siempre posible.

Sin embargo, tienen opositores

Aunque ustedes no lo crean, este grupo de vecinos de Los Restauradores tiene opositores.

Luego de años de labor de rescate, recuperación, cuidados diarios, inversión de dinero propio y un incalculable aporte de amor por lo verde, aparece un grupo de personas en Los Restauradores con la intención de levantar estructuras que nadie está pidiendo, pero cuya construcción dejaría beneficios a los nuevos “interesados” en el área verde.

El nuevo grupo se opone a que el parque de Los Restauradores sea solamente un área verde y tranquila, y estimulados por la Sindicatura del Distrito quiere que se construya uno de los conjuntos estructurales denominados “canquiñas”, similares a los construidos en el Parque Mirador del Sur.

Los vecinos de Los Restauradores, que se “fajaron” en la recuperación de su área verde, no creen necesaria la construcción de un “parque canquiña” ocupando la zona que han estado protegiendo por muchos años.

Ellos creen que sí es válida la construcción de parques “canquiñas” en los sectores donde no hay parques, o donde las comunidades no pueden costear la habilitación y manejo de un área verde, o en los barrios donde sus habitantes no pueden llevar a sus hijos a parques de diversión.

El núcleo de habitantes de Los Restauradores cree muy acertada la decisión de construir decenas de estructuras en el Parque Mirador del Sur para que sean utilizadas por niños de todos los sectores que visitan este parque. Pero cree innecesario que se invierta dinero de los munícipes en una zona verde que no necesita ese tipo de estructuras. Y en realidad, la Sindicatura del Distrito debería respetar esa decisión de los vecinos de Los Restauradores. Es lo menos que pudieran hacer en reconocimiento a una labor ambiental, desinteresada y social de muchos años.

¿Qué pasará con la temperatura de S.D.?

La eliminación de los árboles de gran fronda –como las caobas, los robles, los gri-grí, los almendros y otros – para ser sustituidos por árboles de escasa fronda, como son las palmas, podría ocasionar una elevación en la temperatura ambiental de Santo Domingo.

La sombra, como es de todos sabido, contribuye a refrescar el ambiente, el paso del viento, los suelos y el pavimento. La sombra contribuye también a mantener la humedad y a evitar la evaporación.

Todos sabemos que el calor no es el mismo a pleno sol o a la sombra. Incluso, hasta en los informes meteorológicos se citan ambas temperaturas, dada la importancia de su conocimiento por parte de la población en función del uso de determinadas áreas. Hasta los hábitos cotidianos resultan modificados cuando la temperatura es más alta.

El ambiente de Santo Domingo, hasta hace poco fresco en casi todas sus calles, podría cambiar drásticamente por la falta de sombra, la sombra que brindaban sus árboles de amplia fronda. Todavía, si hay técnicos dirigiendo esta sustitución de árboles, no han explicado la razón de la sustitución de grandes árboles por palmas adultas, sabiéndose el riesgo que se corre con el asunto de la temperatura y sabiéndose además que existe una elevación de la temperatura en términos planetarios a causa del cambio climático que está afectando también –naturalmente–  a la región del Caribe.

Para no ser menos, las lluvias de mayo no se han presentado. Ojalá que se presenten al final de mayo o en junio, de otra manera aquella calificación de insoportable no será suficiente para calificar la temperatura de Santo Domingo.

De la Asamblea Nacional Ambiental

En la última reunión del Comité Gestor que prepara la Asamblea Nacional Ambiental –ANA – se aprobó la elaboración de una “Carta de Compromiso” que todos los miembros de ANA deberán firmar. Es decir, será firmada por los directivos de las organizaciones participantes. El propósito de esta carta es que las organizaciones participantes se sientan verdadera y legalmente comprometidas con los propósitos de ANA, pero que además puedan presentar ante otras organizaciones, ante la prensa y ante sus miembros, un documento formal que oficializa su membresía en la Asamblea y les autorizará a participar con voz y voto cuando se reúna la Asamblea para su fundación e inicio de sus trabajos a nivel nacional.

Otro documento que oficializará la representación de las organizaciones en la Asamblea Nacional Ambiental será una certificación, la que podrá ser exhibida en los locales de las organizaciones participantes. Probablemente ese certificado sea entregado a cada organización el día de la fundación de ANA.

La idea de la Carta de Compromiso surge ante la necesidad de que las organizaciones que están dándole forma a ANA no se sientan como en una entidad abstracta, sino que sientan la solidez muscular y ósea de su participación. El primer párrafo de la carta es bien explicativo de los propósitos de ANA.

“La Asamblea Nacional Ambiental –ANA- es una organización abierta, en proceso de constitución, que tiene como objetivo coordinar con todas y articular a todas las organizaciones interesadas en la problemática ambiental del país para potenciar las actividades necesarias para velar por la protección de nuestros recursos naturales y el medioambiente; fortalecer la capacidad de incidir en las instancias de diseño, planificación, programación, regulación, gestión y supervisión en asuntos relacionados con recursos naturales, el medio ambiente y la sociedad”.