Huelga decir que las interrupciones diarias del servicio eléctrico junto a las frecuentes y prolongadas averías en las redes, constituyen el pan nuestro de cada día para las familias, instituciones, comercios e industrias habitantes del municipio Santo Domingo Este, porque resulta rigurosamente cierto que Edeeste, la Empresa Distribuidora de Electricidad del Este, es la peor de las tres “ede” formadas al calor de las privatizaciones de finales de los 90 y que el Gobierno se vio compelido a retomarlas para impedir un colapso nacional.
Mientras Edesur y Edenorte suplen la energía en sus respectivas regiones con relativa eficiencia, Edeeste no puede decir lo mismo. Esta empresa, responsable de la distribución y comercialización eléctrica desde la acera Este de la Máximo Gómez hasta la provincia La Altagracia (Higuey), incluyendo Monte Plata y Santo Domingo Norte, jamás ha mostrado suministro eficaz en los 11,700 km2 de su demarcación.
En lugar de luz, Edeeste provee diariamente dos apagones, a veces tres, de 5 y más horas cada uno junto a prolongadas averías que suelen extenderse entre 12 y 16 horas, como la ocurrida la noche del miércoles 10 de enero hasta el mediodía del jueves. No ofrece explicaciones a las comunidades, pero cobra abultadas facturas y corta el servicio al cliente con pasmosa puntualidad. Para colmo, han creado un servicio compulsivo de llamadas telefónicas como si operasen bajo los parámetros de eficiencia del servicio telefónico.
Se trata de una empresa que incumple las promesas hechas a las juntas de vecinos de instalarles servicios de 24 horas. La verdad, monda y lironda, es que inversores y plantas de emergencia son insuficientes para vivir humildemente iluminados en la zona oriental.
Y la culpa es de EDEESTE, que, parece, espera la Planta Punta Catalina para ser eficaz.