Educación Superior

Educación Superior

Desde hace un tiempo he estado reflexionando sobre el papel de la educación superior en el siglo XXI. ¿Tiene la universidad de hoy las tradicionales funciones? ¿Debe el profesor universitario ser el catedrático que almacena datos y demuestra sus saberes? ¿Qué hacer con las informaciones, falsas muchas, reales otras, que circulan por las redes y todos, absolutamente todos, tienen acceso a ellas? ¿Cómo puede competir con este monstruo?
Aquel catedrático, que se paraba en el estrado del curso y hacía galas de su sapiencia, explicando con altanería y gozo, mientras miraba desde arriba al grupo de estudiantes que lo escuchaba ensimismado, ya no existe, no puede existir. ¿Entonces, cómo debe ser el profesor universitario de hoy?

Ante mi sinquietudes, comencé a buscar caminos, reflexiones de otros. Así localicé el discurso del profesor Manuel Ángel Vásquez Medel[1], catedrático de Literatura Española, quien presentó un excelente discurso en el que hablaba sobre el papel de la universidad en el siglo XXI. En su brillante exposición, decía que nuestras universidades tienen el reto de estar al día en materia de comunicación, un gran desafío reiteraba. Después, continuaba su reflexión planteando que debíamos reevaluar también el sentido mismo de las ciencias.

Al leer me recordé mucho de las lecturas que hice hace algunos años escritos por el gran pensador Edgar Morin, quien decía que el conocimiento no debía ser tan especializado, tan único, que no podría verse el todo. En ese sentido, Vásquez Medel, planteaba en esencia lo mismo:

“Soy firme partidario de la superación de las estrictas divisiones entre ciencias humanas, naturales y sociales, y de la búsqueda de una confluencia del conocimiento que Edward O. Wilson ha llamado consilience: “La mayor empresa de la mente siempre ha sido y siempre será el intento de conectar las ciencias con las humanidades. La actual fragmentación del conocimiento y el caos resultante en la filosofía no son reflejos del mundo real, sino artefactos del saber (…) La clave de la unificación es la consiliencia (…) William Whewell, en su síntesis Historia de las ciencias inductivas, de 1840, fue el primero en hablar de consiliencia, literalmente un ‘saltar juntos’ del conocimiento mediante la conexión de sucesos y de teorías basadas en hechos de varias disciplinas para crear un terreno común de explicación”.

Vásquez Medel coincidía con Morín en la crítica a la exagerada especialización del conocimiento, pues lo que produce es la desintegración. Critica en ese sentido la modernidad: “un instrumento necesario para el desarrollo de la ciencia moderna fue la fragmentación del conocimiento, el momento actual debe caracterizarse –sin renunciar a este imperativo de la especialización– por tender puentes y vías de contacto entre las ciencias; por impulsar los nuevos paradigmas de la complejidad y del pensamiento sistémico, que deben gestionarse desde la “Nueva Alianza” transmoderna (Stenger y Prigogine) que no lo es sólo del conocimiento, sino también de una nueva ética de la relatividad científica.”

Ante la pregunta que inició este artículo, el profesor Vásquez Medel se hacía el mismo cuestionamiento. Después de atormentarse, como yo, pensó y pensó y concluyó que:

“La Universidad del siglo XXI: Universidad sin condición La ocasión nos exige que reflexionemos sobre la Comunicación, categoría central de la vida individual y colectiva en el nuevo milenio. Pero, precisamente, por ese carácter neurálgico que tienen la información y la comunicación en el mundo de nuestros días, vamos a pensar también, desde estas claves, el perfil de la Universidad del siglo XXI, en la sociedad de la comunicación y del conocimiento. Esta Universidad debe ser, más que nunca, como afirmaba Jacques Derrida, una Universidad sin condición: “Dicha Universidad exige y se le debería reconocer en principio, además de lo que se denomina libertad académica, una libertad incondicional de cuestionamiento y de proposición, e incluso, más aún si cabe, el derecho de decir públicamente todo lo que exigen una investigación, un saber y un pensamiento de la verdad.”

Si esa es la universidad de este siglo, ¿cómo debe ser el profesor universitario? Afirma que lo primero es que la universidad asuma el reto “de reaccionar contra los dogmatismos y contra los relativismos”. Lo más importante, sigue diciendo el profesor español es que el profesor universitario de hoy de asumir como fundamento enfrentar los dogmatismos y los relativismos, para apoyar la búsqueda, la reflexión profunda. “Para ello, nada mejor que impulsar –un siglo después de su formulación en el ámbito de la física– la relatividad del conocimiento y de la ciencia, desde la libertad que permite no anteponer ningún otro interés, al del servicio a la humanidad desde la ciencia y la educación.”

Y, lo más importante, dice el profesor, algo que yo estoy totalmente de acuerdo es que los profesores universitarios debemos ser críticos, ayudar a pensar, a entender que formamos seres humanos para el futuro, para una sociedad que requiere de rápidas respuestas.

Finaliza su reflexión con una reflexión contundente: la universidad del siglo XXI de ser libre e incondicional: “La universidad hace profesión de la verdad. Declara, promete un compromiso sin límite para con la verdad. Esta libertad es correlativa de una responsabilidad y de un compromiso extremos, que deben darse en torno al ser humano como realidad última de nuestro sistema, más allá de suraza, nacionalidad, sexo, opción sexual, ideología, religión, situación socioeconómica y cognitiva.”

¿Y la universidad dominicana está preparada para asumir los retos del siglo XXI? ¿Tenemos profesores universitarios capaces de integrar los conocimientos y dar respuestas a las demandas de los jóvenes que ya tienen en sus manos las informaciones? Sobre este tema seguiremos en la próxima entrega.

[1] Manuel Ángel Vásquez Medel (2009). LA UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI EN LA SOCIEDAD DE LA COMUNICACIÓN Y DEL CONOCIMIENTO. Lección Inaugural leída en la Solemne Apertura del Curso Académico 2009-2010 en la Universidad de Sevilla. Colección Textos Institucionales Núm.: 40

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