Barata, potente y con efectos devastadores en las personas, así es la xilacina, un sedante animal utilizado como droga en Estados Unidos, que las autoridades acaban de poner en su punto de mira, con la prohibición parcial de su importación.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en inglés) acaba de prohibir la importación de medicamentos que contengan esta sustancia, “una creciente preocupación de salud pública».
Solo podrá importarse para su uso veterinario, ya que se emplea para sedar animales grandes como caballos y ciervos. En su uso en personas, alertan las autoridades, puede causar efectos secundarios graves y potencialmente mortales.
La xilacina se encuentra, sin embargo, en cada vez más en drogas ilícitas, mezclada por ejemplo con el fentanilo, y se detecta con mucha frecuencia en las personas que mueren por sobredosis.
“Esta acción tiene como objetivo evitar que la droga ingrese al mercado estadounidense con fines ilícitos”, señaló el martes la FDA en un comunicado de prensa.
La xilacina estará sujeta desde ahora a un mayor escrutinio de la FDA, cuyo personal podrá detener un envío de productos si no se acredita correctamente su uso veterinario legítimo.
En opinión del profesor de Práctica Farmacéutica de la Universidad de Connecticut, Michael White, “la xilacina es una sustancia que les preocupa a las autoridades cada vez más porque se agrega muy a menudo a otros productos ilícitos”, apunta a EFE.
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El experto cree correcta la prohibición de la importación, aunque como se ha visto con el fentanilo, que entra ilegalmente a través de la frontera con México, “es increíblemente difícil evitar que los productos lleguen a los compradores dispuestos».
Aunque no es tan mediática como el fentanilo -sustancia que según las autoridades está ampliamente extendida y deja 100.000 muertes al año en el país-, esta droga está extendida en barrios como Kensington, en Filadelfia (Pensilvania), considerado como uno de los mayores mercados abiertos de drogas al aire libre de la costa este.
En sus calles, tal y como comprobó EFE, pueden observarse sus estragos- decenas de personas tiradas en las aceras, drogándose a simple vista, encorvadas por los efectos de la droga o caminando como zombies por calles llenas de jeringuillas tiradas por el suelo.
Todo ello mientras autoridades y organizaciones civiles reparten constantemente jeringuillas nuevas para evitar la transmisión de enfermedades, así como kits contra la sobredosis como el Narcan, que se administra por vía nasal y revierte los efectos, potencialmente mortales, del uso excesivo de drogas.
Un antídoto que no sirve sin embargo para la xilacina, como recuerda Michael White. “La naloxona (sustancia que contiene el Narcan) no puede revertir los efectos de la xilacina, por lo que es posible que no revierta por completo una sobredosis de múltiples drogas que contengan esta sustancia”, alerta.
Aunque no hay datos oficiales claros de sus consecuencias letales, esta sustancia se ha encontrado en el 26 % de las muertes por sobredosis de drogas en Pensilvania, el 19 % en Maryland y el 10 % en Connecticut y se toma tanto sola como en combinación con otros productos.
El nombre callejero de la xilacina es “tranq”, y el fentanilo cortado con xilacina se llama “tranq dope». Según la Agencia Antidroga (DEA, en inglés) estadounidense lleva una década diseminándose por el país.
White explica que es un depresor del sistema nervioso central que puede causar sedación y euforia, pérdida del conocimiento y amnesia. Aunque no es un opiáceo, puede ralentizar peligrosamente la respiración y disminuir la frecuencia cardíaca y la presión arterial en dosis más altas, o cuando se combina con alcohol u otros sedantes.
También es utilizada, subraya el experto, para cometer agresiones físicas o sexuales, ya que “puede incapacitar al usuario por un periodo de tiempo y puede causar cierta amnesia en personas que no se dan cuenta de lo que les sucedió».
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Una de las consecuencias más visibles de la xilacina, advierte la FDA, son las “heridas graves en la piel, parches de tejido muerto y en descomposición que se infectan fácilmente y, si no se tratan, pueden provocar una amputación».
Estas heridas pueden desarrollarse en áreas del cuerpo alejadas del lugar en el que se suministran con jeringuilla y pueden convertirse en una amenaza para la vida.
“Seguiremos usando todas las herramientas a nuestra disposición y asociándonos con la DEA y otras agencias y partes interesadas federales, estatales y locales para detener estas actividades ilícitas y proteger la salud pública”, apuntó el comisionado de la FDA, Robert M. Califf, tras el anuncio de prohibición parcial de las importaciones.