Por Sorange Batista
Al no tratarse de una modalidad delictiva común en República Dominicana, el hecho activa la alerta tanto de la sociedad, como de las autoridades que están en la obligación de esclarecer ambos casos y evitar que estos se sumen a los hechos comunes de delincuencia en República Dominicana.
Mientras tanto, la rapidez con que ocurrieron los hechos lleva sin dudas a pensar en dos elementos que suelen ocurrir en situaciones de este tipo, que son el ‘Copycat’, que se define, a grosso modo, como la comisión de delitos por imitación, y los delitos importados, que son aquellas modalidades criminales que llegan a los países producto de migraciones forzadas.
«Copycat» o crimen por imitación. Conforme a diferentes estudios criminalísticos y conceptos generales del tema, el efecto ‘copycat’ está conformado por un crimen inicial, una acción criminal y un crimen imitador.
El efecto imitador surge de la personalidad de un sujeto que quiere emular una conducta criminal determinada con la que ha tenido contacto a través de los medios de masas, ya sea la publicación de un hecho real o por recreaciones cinematográficas.
Aunque los resultados y las indagatorias de estos hechos aun están en proceso, ambos asaltos suceden con diferencia de días, luego de que el primer hecho se difundiera de manera masiva, y a la vez, se producen en momentos en que se difunde una producción cinematográfica, también muy publicitada, sobre el asalto a un banco en el año 1993.
Delitos importados
Otro elemento que mueve a reflexión con estos hechos es que se trata de modalidades delictivas muy poco comunes en el país, aunque no así en países en los que las tasas de criminalidad son altas y las modalidades más avanzadas.
En los últimos años República Dominicana ha sido destino de la migración forzada por condiciones sociopolíticas de venezolanos y haitianos, así como de migración ordinaria, pero importante en cantidad de chinos y colombianos.
Por naturaleza, en todo tipo de migración forzada existe el riesgo implícito de que se cuelen antisociales, y el país no está exento de eso. Sobre todo, cuando vienen de países con modalidades criminales más especializadas, como ocurre en Venezuela y Colombia. O como sucede con Haití, donde se han registrado fugas masivas de reclusos catalogados como peligrosos.
No es común que en República Dominicana se registren asaltos a edificios de apartamentos por parte de individuos armados, como ocurrió en La Esperilla en meses pasados, pero tampoco es común que se registren asaltos a clientes dentro de restaurantes como ocurrió en el 2018.
Consultado al respecto, el politólogo y especialista en políticas públicas, Daniel Pou, explica que, así como el mundo se ha globalizado el delito también se ha globalizado y ello han influido mucho los medios de comunicación, las redes sociales que, así como son instrumentos para divulgar ideas y pensamientos también divulgan malas prácticas.
Al referirse a los robos bancarios dijo que se hicieron comunes en los años 70, a manos de grupos de izquierda radical.
“Esos grupos en cierta medida replicaron experiencias de grupos sudamericanos como eran los tupamaros. En ese sentido sí había una situación de imitación y aquí no solo se atracaron bancos, aquí se atracaron también camiones de valores”, expresó.
El especialista señala que, indiscutiblemente las redes sociales contribuyen mucho a la globalización del delito, pero que el principal problema que tiene esta situación, son las conductas recurrentes delictivas con esquemas y protocolos muy parecidos.
“Se crea una sinergia contagiosa y cuando se produce sinergia por una experiencia transmitida esto tiende a convertirse en una conducta asumida, no de manera colectiva pero sí por muchas personas y es el tema que está aconteciendo”, dijo.
“Fíjate como aquí se producen dos asaltos bancarios en un lapso de 10 días y a pesar de que una parte de los integrantes, de los integrantes del robo en Santiago, donde también hubo un muerto, fueron capturados, de todas maneras, esos delincuentes no escatimaron ningún esfuerzo en correr la misma suerte, lo cual quiere decir que hay una parte dentro de la base de esa conducta irracional, que opera y hace operar como con resortes a determinados sociales”, añadió.
Paradigmas negativos
Un elemento de peligro que señala Pou es la construcción de paradigmas de héroes que se están produciendo en los barrios sobre todo aquellas que mueren a manos de agentes policiales, que luego son sepultados como si fueran personajes de gran magnitud.
“Es decir que se construye una heroicidad a través de lo negativo, no de lo positivo. Ahora hay un nuevo relato para construir heroicidad a través de los delitos”, señaló.
Sobre la personalidad de ese tipo de personajes dijo que ha surgido el individuo disruptivo que es el que no puede convivir de acuerdo con las normas sociales y que pretenden en el fondo llevar niveles de vida y opulencia, sin pasar por el tamiz de los sacrificios que conlleva obtener logros de manera legítima.
“Al final de cuentas lo que tenemos es un nuevo relato para que personas que no tienen potenciales para lograr sus metas aspiracionales, se involucren en actos delictivos, pero esto es muy contagioso, peligrosamente contagioso”, concluyó.
En los últimos 10 años el país registra la ocurrencia de unos 8 asaltos a sucursales bancarias, siendo notorio el elemento de que han ocurrido en frecuencia de dos por cada año de casos, con excepción del año 2018 cuando ocurrieron tres.
En el año 2018 fueron asaltadas sucursales de los bancos Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos; Bancamerica y Banco Popular.
En el 2016 Banco BHD-León y Banco Popular; y en el 2015, Banco del Progreso y Banco Popular. Esta última, es la misma que fue asaltada el pasado lunes 3 de junio y que completa la lista con la sucursal del Banco de Reservas, en Santiago, el pasado 24 de mayo.