El joven Director Asistente de la Orquesta Sinfónica Nacional, Santy Rodríguez, dirigió el segundo concierto de la Temporada Sinfónica 2024, en el que participó como solista, la pianista Jasmina Gavrilovich.
El concierto inició con la Obertura “Egmont”, Op.44 de Ludwig Van Beethoven, especie de poema sinfónico que compendia musicalmente el drama del mismo nombre, de la obra de Johann Wolfgang Von Goethe, en el que narra el heroísmo de un hombre que lucha contra la opresión, contra la tiranía.
La Obertura descriptiva, en forma de sonata, inicia lentamente, en el -sostenuto ma non troppo- las cuerdas densas y los vientos suavemente, representan la oscuridad y la opresión. El -Allegro- es la heroicidad de la lucha contra la tiranía. El final -Allegro con brio- es una celebración, las cuerdas fuertes, los vientos replicando y los toques de trompeta, tocan un tema triunfal. El director pauta cada movimiento, la orquesta transmite la riqueza de las emociones.
Puede leer: Evelyna Rodríguez llega al teatro con “Me embaracé a los 40”
A continuación, pasamos del clasicismo a la cúspide del barroco con el concierto No. 5 en Fa menor para piano y orquesta, de Johann Sebastian Bach, teniendo como solista a la pianista Jasmina Gavrilovich. Las florituras propias del barroco, la ornamentación y la riqueza de la parte solista, son parte de este exquisito concierto, esencia de una época, pocas veces interpretado por nuestra Orquesta Sinfónica. El concierto consta de tres movimientos, el primero “Allegro moderato”, es sereno, en el segundo -Largo- se escuchan diálogos entre los distintos instrumentos. El tercer movimiento “Presto” es alegre, un cierre brillante, en la que la pianista Jasmina Gavrilovich alterna con la orquesta, logrando con su excelente fraseo y fluida digitación, extraer de su instrumento, la belleza musical de la obra del gran compositor. La perfecta armonía solista orquesta, es lograda con eficiencia por el director.
Luego del intermedio, el concierto cerró con la Sinfonía No. 4 en Si Bemol Mayor, Op.60 de Ludwig Van Beethoven. Ciertamente esta no es de las más famosas sinfonías del genio de Bonn, pero no por ello menos hermosa,
El primer movimiento “Adagio-Allegro Vivace”, abre con una lenta introducción, creando una atmósfera misteriosa, dando paso al “Allegro”, hay suspenso; en el primer tema, se escucha un pianísimo de las cuerdas, luego un acorde prolongado del viento. El segundo tema es un coloquio entre el fagot, el oboe y la flauta, termina el movimiento en una florida coda.
El “Adagio” del segundo movimiento es un rondó lento, inicia con un motivo sublime, de gran belleza, tocado por la flauta, los timbales cierran el primer tema; los clarinetes introducen un segundo tema rítmico que conecta con el inicio del movimiento.
Enérgico, el tercer movimiento “Allegro vivace” de carácter alegre, presenta el tema principal con los violines y maderas, recreando un ambiente bucólico, con giros de danza folclórica, luego se une toda la orquesta.
El cuarto movimiento “Allegro ma non troppo”, en forma de sonata, lleva en su primer tema a una celebración, la atmósfera se torna alegre; en el segundo tema el oboe contrasta desafíos para el fagot, chelos y contrabajos. La Coda con los compases finales del “tutti orquestal”, es impactante.
El director logra la cohesión sonora de la orquesta, con gesto elocuente y batuta en mano, marca el ritmo adecuado de la obra, siendo capaz de lograr de la orquesta, aquello que el compositor quería expresar.
Santy Rodríguez ha dejado de ser una promesa, es ya en una realidad, un director profesional, de ahora en adelante, deberá trillar un camino ascendente, hasta su realización plena; convencidos estamos de que así será, le auguramos muchos éxitos.
El público en cada pieza, ovacionó su dirección, y a los excelentes músicos de nuestra Orquesta Sinfónica Nacional. Hasta el próximo concierto de la Temporada.