En la sociedad dominicana se manifiesta una encomiable tendencia al agrupamiento para echarse encima la solución de problemas sectoriales o asumir causas nacionales que a veces han llenado sentidos vacíos.
Desde diligentes y efectivas iniciativas privadas comenzaron trascendentes luchas contra el cáncer, la lepra, las pérdidas de visión y audición y de otras incapacidades de los dominicanos. Conmovedoras muestras de solidaridad que han creado todo un tejido de servicios al prójimo.
Esta entrega al bien social no niega la posibilidad de que aisladamente, y en nivel minoritario, aparezcan quienes asuman etiquetas de no gubernamentales que pretendan desenvolverse sin llenar requisitos y a veces en busca de unos financiamientos estatales para beneficio propio más que para la comunidad.
A las causas impulsadas desde asociaciones nobles que cambian para bien muchas vidas no les ha faltado apoyo del Estado, y algunas merecerían más recursos, como la Asociación Dominicana de Rehabilitación.
Pero es también cierto que los gobiernos están obligados a velar por el uso correcto de los valores que salen de sus arcas, siempre que la depuración de receptores de las ayudas no se lleve de encuentro, por error o excesivo rigor, a quienes demuestren ser útiles. Con excelentes resultados por idoneidad de controles ha existido desde anteriores épocas la conjunción público-privada.
Insalubridad en Santo Dgo. Este
La abundancia de basura urbana en que está sumida la municipalidad más poblada de la República situada en el lado oriental del Gran Santo Domingo debería encender alarmas en órganos de salubridad del Estado dominicano para dar paso a acciones de emergencia que, evidentemente, la alcaldía correspondiente no está en condiciones de aplicar. Meses de suciedad callejera lo indican.
No pueden extenderse más plazos a las autoridades de allí para llevar a Santo Domingo Este siquiera al nivel de relativa capacidad para evitar la tan ofensiva y riesgosa proliferación de vertederos que existió bajo la anterior gestión. El Gobierno debe condolerse participando en la eliminación de focos infecciosos.
La Mancomunidad del Gran Santo Domingo debe resurgir de su larga puesta en receso. La Liga Municipal Dominicana debe demostrar que ya sirve para algo.