Muchas personas dicen que no pueden encontrar las palabras correctas para expresar su profunda gratitud, pues el favor recibido es tan valioso, casi infinito, que por mas que meditan, piensan y buscan la forma de agradecerlo le resulta imposible encontrar los términos idóneos para hacerlo.
La gratitud debe de ser expresada, hay que aprender a dar las gracias de corazón y con sentimientos de sinceridad.
La palabra gratitud alcanza su verdadero valor, cuando reconocemos lo que los demás hacen o hicieron por nosotros. Este reconocimiento del favor del otro se otorga cuando somos humildes de corazón.
Debemos agradecer al prójimo las cosas que hacen o han realizado por y para nosotros. Cuando practicamos el agradecimiento, ejercitamos la nobleza del corazón.
Recuerda que no todas las personas tienen la capacidad de dar o de darse; por consiguiente, con mucho más razón debemos agradecer cuando recibimos algo, por pequeño o insignificante que pudiera parecer.
La gratitud profunda pone a prueba nuestra memoria, al recordar con agrado lo que hemos recibido dejamos una huella en nuestro corazón y de este aflorará sentimientos nobles.
No dejemos que el orgullo frene nuestro sentimiento de agradecimiento. A veces el amor propio nos obnubila el entendimiento y la razón, creyendo que todo lo que hemos recibido nos lo merecemos, sin recordar que muchas veces obtenemos favores por la gracia primero de Dios en nuestras vidas y luego de otros, no porque necesariamente seamos merecedores de los mismos.
El agradecimiento debe estar siempre presente en nosotros, sobre todo cuando nos tienden la mano sin haberlo solicitarlo. Hay personas tan solidarias que nos brindan su apoyo y colaboración sin que se lo pidamos.
Muchas veces nos escudamos en la falta de tiempo, pero lo cierto es que el pesimismo y la arrogancia nos envuelve y nos impide ser agradecidos y por consiguiente ejercitar la gratitud.
Los favores que recibimos pueden ser de diferentes formas, desde económicos, ayudarnos a re-solver un problema, brindarnos un consejo o incluso hasta la confianza depositada en nosotros. .
Cuando ejercitamos la gratitud aumenta nuestra felicidad, mejoramos la capacidad de resiliencia y elevamos nuestra autoestima o la valoración correcta sobre nosotros mismos. Ser agradecidos nos permite tener una actitud positiva frente a la vida, nos ayuda a sentimos mucho mejor y nos llena de una sensación de felicidad y placer. En resumen , las personas que ejercitan la gratitud se sienten más felices con ellos y con los demás.
Algunos recomendaciones para ejercitar la gratitud
● Piensa en Todo aquello por lo cual te sientes agradecido. Haz una lista de las cosas por las cuales cree que debe dar gracias y colócala donde la puedas ver fácilmente. Notará que cuando termine recordarás y harás consciencia de más cosas por las cuales debes agradecer.
● Escribe los nombres de las personas que debes agradecer.
● Haz un ejercicio de llamar a una de esas personas y dile porque le agradece.
● Escribe una carta donde puedas expresar que le agradece a la vida o alguien y el porque de tu gratitud. Incluso, es preferible no enviarla, sino entrégala personalmente.
● Da gracias por la vida, por el aire que respiras.
Deja que el corazón te guíe en el camino de la gratitud, esto te llevará a vivir en armonía con los demás.
Ejercitar el amor al prójimo, nos conducirá a la alegría e incluso a la abundancia.
“La gratitud no es sólo la mayor de las virtudes. Está emparentada con todas las demás”-Marco Tulio Cicerón. La autora es psicóloga y educadora, directora y fundadora de MLC SCHOOL Twiter: @MLC_Schoolrd @SVirginiaP Instagram: @pardillavirginia.