A Rafael Pérez Guillén
Hace unos días le comentaba a un amigo que en esta serie se encontraba “en esencia y espíritu” la visión de Bacho sobre la historia del 14 de Junio y que nosotros (ya que en cada artículo colaboran mis hermanos Juan Miguel y Amín) solo exponemos algunos elementos para hacerla más comprensible. Estamos conscientes de que esta narrativa posee un carácter novedoso pues parte de una mirada comprometida que, por sus niveles de rigurosidad, pedagogía y documentación, aspira a ser difundida en escuelas y universidades para contribuir a elevar los niveles de conciencia crítica en el país. Desde nuestra perspectiva, la relación que se desarrolló entre el 1J4 y los sectores populares constituye una historia silenciada que merece ser conocida para aquilatar mejor el proyecto político impulsado por Manolo Tavárez Justo y sus compañeros en toda la geografía nacional.
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A los fines de ilustrar ese vínculo, en esta entrega traemos a colación una serie de imágenes que la semana pasada no se integraron por falta de disponibilidad en el espacio. Dichas ilustraciones debían complementar el mapa de los barrios de la zona norte del Distrito Nacional en donde estuvieron asentadas las estructuras partidarias de la Agrupación Política 14 de Junio. Es justo reconocer que, en el espacio público, el 1J4 se ha erigido como un símbolo de la resistencia contra Trujillo. Pero existe cierto relato que ha intentado reducir el potencial revolucionario de la organización verde y negra, enfocando solamente a un pequeño grupo de hombres de clase media cargados de heroicidad, marginando sus ideas libertarias y particularmente el profundo arraigo que conoció en los barrios populares y zonas rurales, véase su dimensión como partido de masas.
Esta serie reivindica ese carácter popular y busca evidenciar cómo el Movimiento Revolucionario se relacionó con las clases trabajadoras y el campesinado en la sociedad dominicana de 1961–1963, cuando luego de la caída de la dictadura trujillista, el pueblo dominicano vivió un esplendoroso despertar democrático que dio lugar a la aparición de diferentes formaciones políticas. Aunque en la etapa clandestina, (1959–1961), el Movimiento alcanzó un radio de acción limitado, en la etapa de la vida pública (1961–1963) logró expandirse con fuerza hacia los sectores populares, estableciendo una conexión directa con los trabajadores y los barrios humildes, tal como lo reflejan las imágenes de las manifestaciones y notas de prensa publicadas en la época.
La capacidad que tuvo la organización en las zonas rurales y sectores socioeconómicamente vulnerables explica el temor y el nivel de atención que los diferentes gobiernos norteamericanos (Kennedy y Johnson) le dedicaron a la República Dominicana en la década de 1960. En estos espacios, los catorcistas encontraron un terreno fértil para desarrollar su ideología revolucionaria y acciones de lucha. A través de sus comités barriales, asambleas y trabajo comunitario, promovieron un discurso de Justicia Social y solidaridad que abogaba, entre otras cosas, por la organización de los trabajadores y una necesaria reforma agraria acorde con las necesidades y aspiraciones de las clases obreras y campesinas.
A partir de toda la retórica desplegada por el 14 de Junio sobre la cuestión de las clases sociales en su tenaz pugna con Unión Cívica, cuyos dirigentes demostraron una enorme ambición por controlar el poder y las riquezas nacionales durante el Consejo de Estado, fue que se montó el Prof. Juan Bosch en la campaña de 1962 demostrando con la expresión de “Tutumpotes Vs. hijos de Machepa”, su creatividad, habilidad y sentido político para aprovechar coyunturas y ganar elecciones. A sabiendas de que una “imagen vale más que mil palabras”, dejamos algunos registros gráficos y escritos que dan cuenta de la influencia y representatividad que tuvo el 1J4 en la zona norte y la periferia del gran Santo Domingo.