A la escena del ballet, una disciplina que combina técnica, emoción y legado cultural, le ha tocado un duro golpe en lo que va de año, con las sorpresivas muertes de algunas de sus piezas sobresalientes, algunos de estos fallecimientos de formas aún no determinadas.
La muerte trágica del primer bailarín de ballet ruso Vladimir Shklyarov, que hace tres meses bailó en el país como parte de la Gala de Clásicos del Ballet Ruso, sacudió el arte este fin de semana.
Según informaron medios, el bailarín, de 39 años, habría caído de un quinto piso de un edificio, cuando se tomaba unos analgésicos, antes de una cirugía de columna programada esta semana. Las autoridades iniciaron una investigación.
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En septiembre, la muerte también sorprendió a la joven bailarina de ballet estadounidense Michaela DePrince (29), quien parecía vivir su propio cuento de hadas al frente de sus exigentes bailes, entre los que destacan Copelia y Cascanueces.
DePrince quedó huérfana a los dos años, en medio de la guerra civil de Sierra Leona y, pese a tener todo en su contra, después de ser adoptada por una pareja norteamericana, se convirtió en una bailarina reconocida por su pasión en el baile, números difíciles y cuerpo atlético. La bailarina, que tenía vitiligo, había actuado en casi todo el mundo, incluso en el video musical «Lemonade» de Beyoncé.
Falleció justamente en el momento de mayor color en su vida. Se desconocen las causas, aunque de manera extraoficial se comentó que tenía insuficiencia cardíaca.
Ese mismo año, el ballet clásico también se enfrentó a la dolorosa pérdida de la veterana española Victoria Eugenia (91), maestra y exdirectora del Ballet Nacional de España, quien tuvo una dilatada experiencia escénica.
Perú también lloró la trágica muerte de su primer bailarí Frederick Ayllón, integrante del Ballet Municipal de Lima.
Ayllón murió cuando se desplazaba con su moto por la carretera, al ser impactado por una camioneta.
Con la muerte de estas figuras, que sobresalieron e impactaron el arte con su destreza y capacidad de generar emociones, tanto en su país de origen como a nivel internacional, el ballet despide fichas claves, pero su esencia prevalece en el tiempo, con nuevos nombres que sumarán y aportarán pasión a la danza.