El Acuerdo de Lenidad entre la Procuraduría General y la constructora extranjera Odebrecht, anunciada por el procurador Jean Alain Rodríguez constituye un virtual acto de perdón a la empresa que se incriminó ante las autoridades judiciales de Brasil, Estados Unidos y Suiza, admitiendo que pagó sobornos en la República Dominicana.
Ante la ausencia de evidencias documentales y testimonios que pudieran comprometer la responsabilidad penal de la representación local de Odebrecht, a pesar de profundas indagatorias, largos interrogatorios, allanamientos procurando las pruebas, al Gobierno no le han quedado más opciones que llegar a un pacto que, al margen de que será resarcido con el monto duplicado de la defraudación, resalta la cualidad indulgente del Estado. Debe esperar la identidad de los sobornados que la Fiscalía brasileira ha prometido publicar para mediados del presente año.
Lenidad significa cualidad de ser indulgente; dulzura de temperamento o disposición; gentileza del tratamiento; suavidad; la ternura; clemencia. Es antónimo de la gravedad y el rigor. “Su lenidad superior nos dispone a ser algo demasiado grave”, decía Macaulay.
El procurador subrayó los alcances del convenio referenciado en la Ley 448-06, de Sobornos en el Comercio y la Inversión. Como contrapartida a la compensación y colaboración jurídica de Odebrecht, citó el respeto a los acuerdos internacionales, el principio del non bis in ídem y la economía procesal, pues una vez satisfecha la conciliación, la empresa y los empleados directos continuarán siendo juzgados en Brasil, donde Marcelo Odebrecht, su ejecutivo principal, guarda prisión.
Fuera del acuerdo, y podrán ser perseguidos penalmente, quedan las sociedades independientes de Odebrecht; también los representantes comerciales, comisionistas, agentes, intermediarios, empresarios, funcionarios públicos y demás terceros involucrados en el cohecho.
Non bis in ídem, en español significa: “no dos veces por lo mismo”; autrefois acquité, ya perdonado, en francés.