En pocas horas concluye el año que estuvo cargado de esperanzas y realizaciones con las nuevas responsabilidades de la ciudadanía para que sus representantes en el Gobierno obedezcan los lineamientos de probidad y responsabilidad ciudadana.
El esfuerzo del Ministerio Público de perseguir con denuedo a los corruptos, tan solo del Gobierno anterior, sirvió para demostrar que sectores militares que antes eran temidos por su amenaza de poder que tenían para alterar la estabilidad si a sus miembros se les acosaba y encarcelaba, cayó en el vacío. Ahora se esperan nuevas detenciones hasta más sonoras que las ya ubicadas y encarceladas. Se necesitaba un escarmiento firme de sacar a la luz los desmanes que muchos políticos y militares se apoderaban con alevosía de los recursos públicos.
Y hasta ahora se han apaciguado sus inclinaciones innatas por la persecución de sus beneficios a que supuestamente tenían derecho por sus nombramientos para rehacerse de sus sacrificios de campaña ya que habían luchado para llevar al poder a su político preferido. Y al lograr un nombramiento por su protector político era para permitirle cometer los desmanes inherentes a un cargo público para lo cual ahora es necesario pensarlo dos veces de no verse cancelado y encarcelado.
Lo más positivo del año ha sido la lucha para adecentar las funciones públicas en que los actos cometidos por los pertenecientes a la actual cofradía burocrática se han visto malamente destituidos pero no encarcelados. De todas maneras es un buen augurio para la opinión publica que se está atento para evitar los desvíos acostumbrados de los servidores y políticos para buscárselas y de repente tienen las puertas cerradas para sus distracciones de dinero que normalmente se convertían en un despliegue de ostentación en que algunos funcionarios de la administración anterior incurrían que sus cuentas de consumo en algunos renombrados restaurantes de la Capital superaban por mucho lo que era su sueldo como funcionario.
El año trajo cosas positivas, aparte de las angustias de la pandemia del covid que aparentemente controlada para el caso dominicano se mantiene arrasando a muchos sectores que en estas festividades se olvidaron de todos los controles y proceden como si nada estuviera sucediendo en el mundo.
Pese al contagio con sus aumentos de muertes se evaden los controles más simples del uso de la mascarilla o de no aglomerarse en los sitios públicos ni familiares. Las muertes van en aumento. Y esto pasa desapercibido por los dominicanos, más atentos a las persecuciones judiciales a los imputados por la corrupción de la administración pasada, esperando que de un momento a otro se llame declarar a quien fuera el presidente peledeísta por los pasados ocho años.
Y en otro orden el país prosperó y creció su economía en más de un 10% como algo extraordinario en donde las remesas y las exportaciones crecieron y la llegada de turistas fue notable y más en estos días navideños con los aviones llenos de viajeros pese a las restricciones en muchos países que no se escapan al desafío de sus poblaciones que se resisten a vacunarse para protegerse de la pandemia y prefieren verse entubados y moribundos por el simple rechazo al pinchazo de una vacuna que no elimina el contagio pero sí reduce la mortalidad.
El año trajo cosas positivas, aparte de las angustias de la pandemia de covid
Lo más positivo ha sido la lucha para adecentar las funciones públicas
Y en otro orden, el país prosperó y creció su economía en más de un 10%