A escasos días para que finalice el año es la costumbre de los opinadores públicos pretender hacer un análisis de la visión que se tiene del año que está por finalizar. Son muchas las cuestiones que nos llegan a la mente a todos que plasmamos las ideas en los medios digitales los hechos, ideas y opiniones de las cosas que ocurrieron en los 360 y tantos días anteriores, dejando marcado a amplios sectores con sucesos de la más variada naturaleza.
Los dominicanos no estamos ajenos a esa costumbre de ver cómo los sucesos impactaron la vida nacional así como la particular de cada grupo social u hogareño cuando el costo de la vida hizo inalcanzables la adquisición de ciertos productos comestibles o de comodidad para los hogares.
Fue una mezcla de angustias y desesperación por la forma como se le alejaban a las familias las cosas más esenciales para la vida pese a una baja inflación.
La actividad política fue muy activa por las elecciones parciales y generales que tuvieron lugar durante el año con la prevista reelección del presidente Abinader con un amplio margen, desbancando a los tradicionales partidos de los pasados eventos electorales. Se marcó un nuevo sendero de poder, dominio y triunfo lo cual se inició el pasado mes mayo de este año. Ahora surgió un partido con raíces en el otrora poderoso PRD con arrollador desempeño en las elecciones pasadas. Fue la decisión del electorado que llevó al presidente Abinader a un cómodo triunfo apagando así estrellas y antorchas que ya habían brillado en el cielo triunfal de pasados eventos electorales.
No hay dudas que la malograda modernización fiscal se le incendió al Gobierno en las manos por el amplio rechazo popular a unas intenciones presidenciales mal concebidas y hasta mal intencionadas con toda la mala fe del mundo encaminadas para ganarse el repudio ciudadano ya que el contribuyente iba a ser esquilmado de mala manera con nuevas y ampliadas cargas fiscales que se iban a convertir en un drenaje del malgasto presupuestario de recursos que no se traducirían en mejoras notables del hacer y del vivir de los dominicanos cuando el objetivo es aumentar los gastos corrientes con un agresivo derroche de fondos en pensiones privilegiadas y aportes para entidades que sin obras nadie concibe lo que hacen favor de sus comunidades.
La supuesta moderna modificación constitucional pasó sin penas ni glorias por el escaso interés de la ciudadanía donde lo único notable fue el supuesto candado para frenar las apetencias de la continuidad de los políticos que como aspirantes fijos a ser preferidos por los votantes para darle rienda suelta a sus aspiraciones de hacerse ricos en el ejercicio del poder, aparte de aplastar al país con sus desacertadas ejecutorias.
De nuevo la economía mostró su fortaleza y gracias al Banco Central con su acertada dirección mantuvo al país en su acostumbrado nivel de crecimiento anual después de la pandemia. El país volvió a disfrutar de tasas de crecimiento notables cuando las demás economías regionales atraviesan dificultades por el alto costo de la vida.
Una inflación controlada ha permitido al país superar esos escollos de insumos más caros, pero el nivel de empleo ha crecido y se asimilan esos costos más elevados de las mercancías más demandadas por el requerimiento de la población.