El antipolítico y las consignas

El antipolítico y las consignas

En tiempos recientes se ha incrementado mucho la palabra “antipolítica”, una forma para promover el descredito para que todo verbo relacionado con la palabra “político”, como lo puede ser sistema de partidos; partidos políticos, entre otros se vuelva un término peyorativo, es decir que se vuelva una palabra negativa para referirse a toda acción por parte de las personas que se dedican a la política.

Lo interesante del caso de quienes se catalogan en contra de la política, hacen el oxímoron de llamarse “antipolítico” y entran a la política para ocupar cargos políticos.

Al entrar en ella, los vemos con unas consignas para verse como héroes y que todo el que es opuesto, o por lo menos le hace una recomendación es un villano.

Todo eso debido a que justifican sus acciones revestidas bajo una supuesta superioridad moral que se encuentra encima del bien y el mal.

El mejor ejemplo de la ola antípolitica fue el fenómeno de Hugo Chávez, el cual su consigna consistía en ser el representante del “pueblo”, lo cual de una manera tacita, sus adversarios los transformo en enemigos, ya que ellos eran el “antipueblo”.

Transformó su modelo de política en algo de “buenos” y “malos”, para buscar la justificación moral para eliminar a sus enemigos de distintas formas, sin pensar las consecuencias que ocurre más tarde al contrapeso de poderes, a la institucionalidad democrática y al Estado de derecho.

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Normalmente, como el caso anteriormente expuesto, vemos, mediante una manera mercadológica para promover cosas bajo eufemismos llamativos, sin valorar el debate técnico ni la pluralidad ni el debate de ideas, teniendo así la visión de ser ángeles salvadores.

Sobre esa figura divina, es bueno recordar lo que decía James Madison,“si los hombres fuesen ángeles” y “gobernaran a los hombres, saldrían sobrando lo mismo las contralorías externas que las internas del Gobierno”.

Estamos claros que muchos de ellos, cuando hacen el crossover para entrar a la política, lo único que pueden exhibir son consignas populistas, sin embargo, ni un solo aporte al sistema democrático.

Lo que nos lleva a ver que al final con sus consignas, se convierten a lo que Gramsci se refirió sobre los ilusionistas, “aquellos que fingen ignorar lo que saben y saber lo que ignoran.

Los que tratan de ocultar la bajeza de los medios bajo la nobleza de los propósitos.”