El azar no puede estar al azar ni como chivo sin ley

El azar no puede estar al azar ni como chivo sin ley

El azar no puede estar al azar ni como chivo sin ley. Lo que se ha visto en el país por años es una proliferación de ventanillas por la geografía para tentar a la gente a apostar, con exceso a la vista de niños y adultos de oportunidades para confiarse a la suerte, seducción que tendería a generalizar en esta sociedad comportamientos enfermizos de adicción que pueden destrozar vidas.

Se percibe en los hechos que la ausencia de restricciones a una presencia improductiva de tales negocios que acercan a la gente a un vicio que puede arruinarla económicamente más que premiarla, tiene creado un vacío de depuraciones y controles que sirvan de protección a la colectividad.

Peor van las cosas si además el lucro de vender la esperanza de salir ganancioso, que la astucia de sus promotores exagera, escapa a recaudaciones penalizadoras que provean al Estado de recursos para que el azar resulte, como procede, fuente de aportes para programas sociales. Gravar con intensidad un comercio de numeritos que nada tiene de prioritario y poco de realmente favorable a la colectividad.

Es un acierto que el Poder Ejecutivo haya colocado en manos de don Quico Tabar, de antológica inflexibilidad ante las infracciones, la tarea de regular los funcionamientos de expendios que se aprovechan de la numerología y de los sueños con fortunas fáciles atrapando en sus garras a los ilusos.

Apoyo a su firmeza contra el desorden para que todo juego sea limpio y permanezca en el marco legal que proteja a la sociedad.

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