El Banco Central Europeo (BCE) comenzará mañana, jueves, a subir sus tipos de interés, por primera vez desde hace once años, como mínimo en un cuarto de punto porcentual, aunque también discutirá un incremento de medio punto.
El Consejo de Gobierno se reúne mañana en la sede central del BCE en Fráncfort para discutir la forma de frenar la fuerte escalada de la inflación en la zona del euro, que en junio llegó al 8,6 %. El BCE ya dijo en junio que espera una subida de los tipos de interés de un cuarto de punto en julio, pero esta semana ha comunicado que también discutirá un incremento mayor.
El euro, que había alcanzado la paridad con el dólar, reaccionó inmediatamente y se disparó por los rumores de que el BCE va a subir mañana sus tipos de interés en 50 puntos básicos. Desde que el BCE ha apuntado a un aumento del precio del dinero se han disparado las primas de riesgo de los países de Europa del sur frente al “Bund”, el bono soberano alemán a diez años que sirve de referencia, algo que se conoce como fragmentación.
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Por ello, el BCE estudia una nueva herramienta antifragmentación que evite que los tipos de interés se disparen en los países de la periferia de forma injustificada. Para la economista para Europa del gestor de fondos DWS, Ulrike Kastens, una subida de 25 puntos básicos, “dadas las altísimas tasas de inflación”, es “una reacción algo insegura».
Las subidas de los tipos de interés podrían ser más pronunciadas “cuanto más potente resulte ser el programa anunciado para combatir la llamada fragmentación en la eurozona”, prevé Kastens. El Consejo de Gobierno decidió a mediados de junio encomendar a los comités del Eurosistema y a los servicios del BCE pertinentes que aceleren la finalización del diseño de un nuevo instrumento contra la fragmentación para someterlo a consideración.
El BCE considera que este instrumento, que probablemente se llamará Mecanismo de Protección de la Transmisión y básicamente consiste en comprar deuda de los países cuando comienzan a dispararse sus primas de riesgo, es necesario para evitar una situación de crisis como la de 2011 y 2012, cuando Grecia, Portugal e Irlanda fueron rescatados y España recibió asistencia financiera para rescatar a sus bancos.
En ese momento los intereses que debieron pagar Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia para refinanciarse fueron muy elevados y mucho más elevados que los de otros países del euro. “El BCE sólo podrá comprar bonos de países concretos si éstos cumplen determinadas condiciones fiscales. Sin embargo, no cabe esperar condiciones y normas estrictas”, pronostica Kastens.
El economista jefe para Europa de UniCredit, Marco Valli, prevé que el BCE se comprometa a comprar deuda de forma ilimitada de los países con condiciones ligeras y que sea la Comisión Europea (CE) quien establezca los criterios y quien se encargue de que se cumplan.
El economista jefe en AXA Investment Managers, Gilles Moëc, considera que el BCE no lo tiene fácil porque se espera que “desvele los detalles de su instrumento antifragmentación justo en el momento en que la inestabilidad política en Roma está provocando un aumento del diferencial italiano».
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También es probable que las posibles compras de bonos se esterilicen para evitar una nueva expansión del balance del BCE y compensar el efecto de las compras de deuda. El BCE podría convocar subastas que permitirían a los bancos almacenar el exceso de liquidez a un tipo superior al de depósito, drenando así la liquidez del sector bancario para compensar el impacto en la oferta monetaria de nuevas compras de bonos.
Cuando compra bonos el Banco inyecta liquidez al sistema, aumentado la masa monetaria de la zona del euro porque los países a los que compra los bonos disponen de más liquidez. Al aumentar la cantidad de dinero en circulación se crea inflación, pero con la oferta de depósitos semanales la compra de bonos queda esterilizada.
Habrá que ver si es necesario que el BCE compre deuda o si el anuncio del instrumento es suficiente para frenar las especulaciones contra los países de la periferia que disparan sus primas de riesgo.
De momento, para frenar rápidamente la subida de los diferenciales de la deuda soberana, el BCE reinvierte desde el 1 de julio de forma flexible los bonos por valor de 1,7 billones de euros que adquirió para hacer frente a la crisis por la pandemia.
El gestor de renta fija de A&G Germán García Mellado considera que, ante eventos como la crisis política en Italia, esta primera línea de defensa no será suficiente. García Mellado prevé que la esterilización de las compras de bonos se haga mediante el sistema de liquidez interbancario y no mediante la venta de bonos de países del centro de Europa.