MIA107. MIAMI (ESTADOS UNIDOS), 29/07/2017.- Los jugadores del F.C. Barcelona posan para una fotografía tras ganar el partido contra el Real Madrid del torneo Internantional Champions Cup hoy, sábado 29 de julio de 2017, en el estadio Hard Rock de Miami, Florida (EE.UU.). EFE/Edu Bayer
Miami .– El Barcelona ganó al Real Madrid el primer clásico de la historia en Estados Unidos, en un encuentro de pretemporada que ambos equipos se tomaron más en serio que cualquier otro partido amistoso desde que el balón echó a rodar.
Messi, Rakitic y Piqué para el Barça y Modric y Asensio para el Madrid pusieron los cinco goles de un choque marcado por los rumores sobre la posible salida de Neymar al PSG, ya que el brasileño pudo haber jugado en Miami sus últimos minutos como azulgrana.
Aunque el duelo solo valió para el torneo veraniego International Champions Cup (ICC), los titulares de Madrid y Barça cambiaron el chip de mediados de julio cuando se vieron frente a frente y un inusual ritmo competitivo floreció desde que el marcador se abrió a los tres minutos.
Quienes lo disfrutaron fueron los 65.000 espectadores que abarrotaron el Hard Rock Stadium de Miami Gardens (EE.UU.), que vieron un espectáculo que algunos en Miami habían calificado como el mayor evento deportivo en la historia de una ciudad que ha acogido hasta diez Super Bowls.
Con entradas entre los 600 y los 4.500 dólares y un gran despliegue para el concierto de Marc Anthony que encendió aún más a la hinchada latina, el clásico de Miami fue una fiesta en la que el fútbol acompañó. Messi se encargó de que la acción comenzase pronto, en concreto en el minuto tres de juego, cuando agarró la bola en la frontal, regateó hacia dentro a Marcelo y disparó con el interior de su pierna izquierda.
La pelota dio en Ramos e hizo un globo al que Keylor Navas no llegó. El gol impulsó al Barça ante un Real Madrid dormido y desorganizado que acumuló muchos errores en defensa en los primeros compases.
Tantos que, en una de las siguientes llegadas, Neymar centró raso hacia la media luna, lugar en el que esperaba el croata Ivan Rakitic para engancharla al primer toque y mandarla a la red con un chut ajustado al palo izquierdo de Navas.