El efecto Bonyé es una necesidad del pueblo, de la gente que asiste a las Ruinas del Monasterio de San Francisco de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, frente a una economía de mercado de la diversión, cada vez más cara, más difícil la cual no distingue categorías sociales al momento de disfrutar en un ambiente sano y cultural.
Es considerado una manifestación cultural originado en la tradición del baile en la calle, gratuito, democrático relacionada con las artes vinculadas al espacio público, que atiende formas de apropiación del territorio en centros históricos, donde se mezclan sitios de calor patrimonial con manifestaciones culturales emergentes. explicó el arquitecto dominicano Alejandro Ascuasiati.
A través de su investigación “Estudio etnográfico de manifestaciones culturales relacionadas con las artes en el espacio público, Caso Bonyé, Centro Histórico de Santo Domingo” revela que, los dominicanos y turistas coinciden en el impacto positivo de la identidad urbana, una tradición de las Ruinas de San Francisco, el cual tiene un alto valor patrimonial que debe permanecer con el paso de las generaciones.
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“Bonyé como el carnaval, como las procesiones de semana santa son todas manifestaciones culturales relacionada con las artes. esa unión de la asociación de fachada colonial más el cruce de calles más la música retro ha sido sinérgica e inseparable”, expresó.
Para Ascuasiati, el estudio responde a la comprensión de las relaciones entre el ser humano y su hábitat en los lugares de la ciudad que posibilitan la convivencia humana y constituyen las condiciones en las que las manifestaciones culturales relacionadas con las artes son factibles.
“El calor, el roce de cuerpo a cuerpo de las personas que se reunen en la multitudinaria pendiente los domingos en la tarde responde como las personas se sienten conectadas con el ritmo musical que define a los dominicanos, pero más como los turistas se sienten cómodos a estar entre otras personas sin conocerlos”, manifestó.
La investigación es la tesis doctoral de Ascuasiati, publicado por el departamento de Artes de Universidad de Guanajuato, en México, revela también que turistas y dominicanos encuestados consideran en que las autoridades refuercen el estado físico del barrio de San Francisco y la iluminación del lugar durante los encuentros musicales.
A la vez de acondicionar los servicios sanitarios, seguridad y mayor viabilidad para los vehículos que transitan en las zona, por lo que Ascuasiati, sostuvo que antes de que se estableciera Bonyé en las Ruinas del Monasterio de San Francisco eran un lugar de violencia y delincuencia, pero que al posicionarse el grupo logró rescatar el territorio histórico el cual estaba en total abandono.
Al exponer los resultados del estudio, en el marco de la Semana de Investigación realizado por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) estuvo presente Roberto Bobadilla, uno de los miembros fundadores de Bonyé, al señalar que iniciaron los trámites para presentar el proyecto a la Unesco, para ser formalizado como Patrimonio Intangible de la Humanidad, por su riqueza cultural y musical.