El Cambio en la justicia

El Cambio en la justicia

Para producir El Cambio por el cual votamos, tenemos que seguir el sacrificado y difícil camino de construir el milagro. El Cambio, es un milagro en el cual debemos trabajar con fe, sin pausas, apresuramiento, dudas, con fe en lo que hacemos y en los resultados que obtendremos.

Si se emplean materiales de primera, operarios expertos y conocedores, pujante sangre nueva, si se ponen en vigencia ideas frescas y hay la voluntad política, los resultados serán satisfactorios, cuando no óptimos.

La frase no tiene desperdicios: Roma no se hizo en un día. En un día un terremoto puede destruir una civilización, en el tiempo de una hora un sunami borra un pueblo de tal modo que nadie vuelve a recordar dónde estaba qué cosa, qué casa, qué palacio, nada, solo queda el silencio que impone el respeto de la naturaleza y el viento frío que se pasea entre los escombros.

El Cambio es y debe ser la voluntad de todos aquellos que hemos estado y estamos comprometidos con la verdad, la justicia, la libertad, el amor a la Patria, la defensa de la Independencia Nacional, la autodeterminación de los pueblos, la redistribución de la riqueza para que los trabajadores que la producen reciban la parte correspondiente, salvada de las añagazas de los poderosos.

Todos, quiere decir todos, El Cambio, insisto, es labor de todos. Debemos comenzar por algún lado y, por tanto, reordenar, reforzar el respeto a las decisiones justas y legales de los tribunales de la República, es el primero en el camino de la institucionalización.

No es necesario un magistrado barrigudo, con lentes colgando de la punta de la nariz, malencarado, con paso lento y empaque de gran señor, cuyo repulsivo rostro sea la careta con la que oculta su entrega a los compradores de sentencias. La justicia no debe confundirse la con belleza o el rechazo que cause el rostro del encargado de administrar la ley, por ahí no va el asunto.

Impartir justicia es repartir honradez, vergüenza, dignidad, respeto al derecho ajeno, equidad a la hora de juzgar, actuar con apego a la Constitución, la ley y las buenas costumbres. Eso es justicia, tan simple y difícil.

Si al final El Cambio solo hubiera dado el paso del gigante cuyas botas se mueven siete leguas entre uno y otro, habremos logrado borrar, de un plumazo, la injusticia, el abuso de poder, las triquiñuelas de abogados inescrupulosos…

El Cambio es posible. Ahora se está demostrando quién metió las manos en los bienes del Estado o los desvió hacia su patrimonio paga y pagará por su acción.

El Cambio está revalorizando la ley, reconstruyendo la fe en el hoy y el mañana.

El Cambio debe ser voluntad de todos los comprometidos con la verdad

Impartir justicia es repartir honradez, vergüenza, respeto al derecho ajeno

Ahora se está demostrando quién metió manos en bienes del Estado

Más leídas