Se trata de una presentación histórica, no solo para el arte musical evangélico de la República Dominicana, sino para el arte en general de todo el país. “El caminante de Nazaret”, es un piadoso desafío musical a la verdad, a la cultura y a la historia, ya que no se conoce ninguna opera presentada en Santo Domingo escrita por un dominicano. Esta será la primera vez que el género musical de la ópera será presentado en nuestra tierra salido de la genial producción de uno de sus hijos: Rafael Danilo Grullón. Es así como la ópera contemporánea dominicana “El Caminante de Nazaret” será estrenada en versión concierto el sábado 23 y el domingo 24 de marzo en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional de Santo Domingo.
Con el acompañamiento de una orquesta sinfónica de 40 músicos, bajo la dirección del maestro Edwin Disla, la obra cumbre del compositor dominicano Rafael Danilo Grullón (1933-2016) será presentada íntegramente, tras haberse interpretado con gran acogida en México, Puerto Rico y Nueva York.
Un estelar elenco de cantantes dominicanos asumirán los roles principales, entre ellos el tenor operático radicado en Nueva York, José Heredia como Jesús de Nazaret; la soprano Paola González, como María Magdalena; el barítono Mario Martínez, también radicado en el exterior, en el rol de Pedro; Claudia Sierra como María la madre de Jesús; Emmanuel Vargas como Tomás y Carlos Alfredo Fatule como Cleofás, entre otros.
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Un coro de 90 voces participará representando la multitud, la turba, los guardias del templo, los fariseos y sacerdotes y los discípulos, el cual estará a cargo de la Agrupación Coral Arpa Evangélica, institución fundada hace 55 años por el maestro, Rafael Danilo Grullón, quien dedicó su vida a la música sacra, dejando más de 3,000 composiciones, entre ellas cantatas corales y canciones, decenas de las cuales han sido grabadas.
Esta presentación musical que narra la pasión de Jesús de Nazaret en su última semana en la tierra, inicia con su entrada triunfal a Jerusalén el Domingo de Ramos hasta su resurrección y ascensión. Conservando su más alto vuelo estético, el autor de “El caminante de Nazaret” incorpora a su obra sutiles giros musicales caribeños en los que la solemnidad sagrada se siente con matices más cercanos y propios. Su desarrollo despliega una gran variedad de estilos que vitalizan con su trascendente temática ritmos autóctonos como el pambiche, la mangulina, la criolla, la habanera y otros.
Grullón dedicó varias décadas a la composición y orquestación de El Caminante de Nazaret. Desarrolló, además, una brillante carrera académica fundando junto a otros gestores la Universidad Nacional Evangélica, de la cual fue rector por varios períodos. Su novela histórica “La Conspiración Zelote” fue publicada y también premiada por la editora internacional Unilit.
La ópera como género musical
Tradicionalmente la ópera se concibe como una forma de arte que combina música vocal e instrumental con actuación, escenografía y a menudo danza. Se desarrolló en Europa a finales del siglo XVI y principios del XVII, y desde entonces se ha convertido en una de las formas de entretenimiento más destacadas y sofisticadas en el ámbito de la música clásica.
En una ópera los cantantes interpretan los roles de los personajes y transmiten la trama a través de solos, dúos, tríos y otras formas vocales, acompañados por una orquesta. La música y el drama se combinan para contar una historia emocionante, a menudo con elementos de amor, tragedia e intriga.
Muchas óperas exploran el concepto de destino y fatalidad, donde los personajes están inexorablemente destinados a sufrir tragedias. A menudo las óperas exploran temas oscuros y emocionales como el amor no correspondido, la traición, la venganza, la muerte y la pérdida.
El Caminante de Nazaret se aparta del argumento fatalista y trágico que ha dominado el género
Como en las más grandes y reconocidas operas, en “El caminante de Nazaret” no falta el dolor y el sufrimiento, la calamidad y el tormento están expresados con gran fuerza musical y dramatismo, pero su progreso narrativo y musical, aunque angustioso y martirizante, no sucumbe ante la posibilidad de un desenlace que conduce a un destino inevitable y fatal.
La fuerza expresiva del drama y de la música de “El caminante de Nazaret, no avanza en su desarrollo en una ruta que presagia el inexorable arribo a un final irremediablemente trágico y cerrado. Aun un medio de la crueldad y el oprobio, entre miradas penitentes y notas quebradizas y tiernas, asoman en su discurrir musical y dramático tenues rayos de victoria y esperanza. Se percibe y presiente en toda expresión estética la vida, la libertad y la esperanza que se consuman gloriosamente con resurrección del Cristo victorioso que camina, conquista la eternidad y vence la muerte.
Es este giro argumental otro de los grandes aportes de esta ópera dedicada a la obra suprema de nuestro Señor Jesucristo, quien con la entrega de su vida libra al hombre de la tragedia del pecado y de la muerte.