Usted podrá decir cualquier cosa del anuncio de Miguel Vargas Maldonado de que será el candidato presidencial del PRD en las elecciones del 2024 menos que le cogió de sorpresa, ya que en un partido de bolsillo y con dueño único el trámite de celebrar una convención, o utilizar cualquier otro mecanismo de carácter democrático, para escoger a ese candidato, sale sobrando. Y así lo dejó claramente expresado al hacer el anuncio de su candidatura, que justificó al señalar que ese es “el sentir” de la dirigencia de esa organización política puesto de manifiesto en numerosos encuentros celebrados en distintos puntos del país.
Pero además de ser la crónica de una candidatura presidencial anunciada, podría ser también ilegal o, al menos, eso argumentan dirigentes perredeístas que no se han dejado avasallar por la aplanora autocrática que Vargas Maldonado aplica sin contemplaciones a todo asomo de disidencia de los que todavía no aceptan que su voluntad personal es ley, batuta y Constitución en el partido del jacho apagao. Y entre esos dirigentes se encuentra el ingeniero Samuel Peña, miembro de la Comisión Política y la Corriente Renovadora, quien sostiene que ningún órgano institucional del PRD avaló esa precandidatura, que además de ilegal considera extemporánea, antiestatutaria y de espaldas a las bases de la organización.
Puede leer: Degradación política
Sin embargo, pocos son los que dudan, dentro y fuera del PRD, que Vargas Maldonado se saldrá finalmente con la suya y será candidato presidencial, pues no solo hace caso omiso a los órganos de dirección del partido sino que también controla sus finanzas, y ya se sabe que por la plata baila el mono mientras los políticos le hacen la ronda.
Pero no hay mal que por bien no venga, pues si es verdad, como anunció, que el PRD irá solo, con candidaturas propias, a las elecciones, podría ser la propia democracia la que se encargue de poner las cosas en su lugar, pues si le cuentan los votos sabrá que nada tiene que buscar en la política dominicana.