La Habana.- Sin dejar de lado su estirpe flamenca y gitana, Diego “El Cigala” ha buceado durante dos años en las raíces de la salsa, un género musical que aunque no goza de su mejor momento es “indestructible”, en un viaje inmortalizado en un documental que arrancó en Cuba, donde todo empezó con el guaguancó.
“La salsa nunca va a morir porque es una música muy de verdad, muy de la tierra, del pueblo. Y es muy parecido al mundo flamenco y gitano, en la manera de vivir, en las letras. Es muy de verdad, de corazón”, afirmó hoy El Cigala en la presentación de la cinta “Indestructible.
El alma de la salsa”, que se estrenó anoche durante el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.
La Habana ha sido el lugar elegido para la primicia mundial del documental porque ese periplo de El Cigala comenzó en Cuba, con “Los Muñequitos de Matanzas”, uno de los grupos que mantienen viva en la isla la rumba y el guaguancó, ritmos que son herencia de los esclavos africanos que desembarcaron en el Caribe.
Con ellos grabó “Homenaje a Bebo”, el único tema inédito del disco “Indestructible”, editado en paralelo al documental, ya que la incursión del cantaor flamenco a la música latina fue gracias a su amigo Bebo Valdés- “Con él empezó todo para mí».
El paseo por el género continuó por Puerto Rico y Nueva York, donde los boricuas emigrados en los años setenta, hicieron frente a la exclusión social, la pobreza y el racismo del que fueron víctimas a través de la cultura y la música.
En ese contexto nace Fania, una banda y sello musical que contribuyó a expandir las fronteras de la salsa, donde militaron figuras como Héctor Lavoe, Celia Cruz o Tito Puente, ya fallecidos, pero también Larry Harlow, José “Joey” Hernández, Bobby Valentin, Ismael Miranda, Luis “Perico” Ortiz, Eddie Montalvo o Roberto Roena que colaboran con El Cigala en el documental.
Estos músicos, muchos de ellos ya retirados, también decidieron volver al estudio de grabación para participar con El Cigala en el disco “Indestructible”, a la venta desde 2016 y que ha sido nominado a un Grammy al mejor álbum latino y tropical. “Yo pensaba ‘Dios Bendito, qué es esto’, porque no me la podía gozar más.
No me podía creer porque estos viejitos, que son unos genios, no solo me dieran su beneplácito, sino que además me digan ‘Diego vas bien’”, confesó El Cigala. “El documental se llama Indestructible, pero bien podría llamarse Irrepetible, porque creo que será muy difícil volver a juntar a tanta estrella de la salsa y de la música”, señaló sobre el metraje, que en España ya se presentó en el Festival Semici de Valladolid.
Fueron los músicos de La Fania los que acuñaron por primera vez el término “salsa” que revolucionó la noche neoyorquina para rechazo de algunos músicos más puristas, como Tito Puente o Justo Betancourt, partidarios de distinguir entre los diversos géneros como la rumba, la guaracha, el guaguancó o la timba.
“Al final la salsa es un cóctel donde se mezcla todo eso”, aseveró El Cigala, quien en el documental destaca la esencia “arrabalera, pendenciera y nocturna” de la salsa, algo que comparte con el flamenco que le corre por las venas.
“Hay mucha controversia, pero la idea que defiende el documental es que la salsa al fin y al cabo no es más que música cubana. Llega un momento que los puertorriqueños en Nueva York lo hacen suyo, lo renuevan y acuñan el término de salsa. Pero no es más que música afro-antillana, caribeña y también cubana”, destacó David Pareja, director de “Indestructible».
Después de pasar por Cuba, Puerto Rico, Nueva York y Miami, el recorrido de Diego culmina en Cali (Colombia), donde se ha importado la salsa hasta el punto de que es ahora el lugar del mundo donde el género vive su plenitud.
Allí, los jóvenes se reúnen en espontáneas fiestas callejeras a bailar salsa -al estilo caleño, más rápido y acrobático-, y los conciertos de salseros llenan aforos de 100.000 personas, algo cada vez más difícil en los países donde nació la salsa, asediada por el reggaeton que seduce a las nuevas generaciones.