Berlín. Los hermanos Joel y Ethan Coen, más George Clooney, abrieron hoy la Berlinale con “Hail, Caesar!”, un filme fuera de competición que destripa el Hollywood de la caza de brujas con el característico sentido del humor de sus directores, esta vez más cariñoso que lo viene a ser la marca de la casa.
“No podemos ser nostálgicos, no vivimos esa época. Pero sí, hay una especie de admiración tierna por ese Hollywood”, admitió Joel Coen sobre una película que encadena cada uno de los tópicos de la gran fabrica de sueños con su correspondiente chiste o ironía. “Me someto a que estos dos tipos se rían de mí”, explicó a su lado Clooney, sobre los papeles que suelen adjudicarle los hermanos -“en realidad, primos en primera línea”, bromeó- de individuo de pocas luces, como el actor al que interpreta ahora.
Clooney, muy en su papel, alternó los chistes con las galanterías en la rueda de prensa- «¿está usted flirteando conmigo? ahora soy un hombre casado”, cortó a una larga pregunta de una periodista polaca. También se puso algo más serio, ante las insistentes cuestiones sobre el grado de compromiso de la gente del cine ante el drama de los refugiados, y dijo que ése será un tema que abordará mañana en una reunión con la canciller Angela Merkel.
Y se refugió en las evasivas al ser preguntado sobre su presunta inclinación al comunismo -“no voy a responder a eso..»-, en una conferencia ante los medios donde se escucharon más carcajadas y aplausos que en el pase de la película para la prensa. “Hail, Caesar!” es, como dijo Ethan Coen, un filme tierno sobre el trasfondo de un Hollywood donde todo es cartón piedra y mentira, menos la caza de brujas del maccarthismo.