El comando haitiano

El comando haitiano

Camoquín es el nombre comercial de una pastilla contra la malaria. Los exiliados haitianos en República Dominicana consideraron, en 1964, que Duvalier era una malaria que devastaba al pueblo haitiano y que ellos iban a solucionar el problema, por lo que se denominaron los Camoquín. Duvalier dio otro significado al vocablo: los Camoquín eran los mulatos y extranjeros que invadían Haití con la intención de destruir el país. De ahí que se impuso la acepción de que un Camoquín era un individuo desviado y fuera de la ley. A los niños malos se los llevaban los Camoquín.


Fred Baptiste, un profesor haitiano de Jacmel, y su hermano Renel, llegaron a Santo Domingo en septiembre de 1962, después de cruzar la frontera por el paso El Aguacate, en Jimaní. Se declararon asilados políticos debido a la persecución que sufrían después de asaltar un aeródromo militar, en protesta porque en las elecciones de 1957 su candidato, Louis Déjoie, perdió por un fraude que benefició a François Duvalier.

Por: Orlando Inoa

El plan de Fred era volver a Haití y tumbar a Duvalier, y diligencias no le faltaron. En mayo de 1963 estaba en los alrededores de Dajabón, en un campamento militar que albergó a varios haitianos anti duvalieristas, pero esta estadía fue corta, pues el recién instalado gobierno de Juan Bosch los desalojó. Lo único que consiguió en Dajabón fue una úlcera sangrante que lo internó por dos semanas en el hospital Padre Billini en Santo Domingo. Recuperado, fundó el Frente de Liberación Haitianos Libres, y un documento de la cancillería dominicana refiere que estaba al frente de los entrenamientos a exiliados haitianos que se preparaban para derrocar a Duvalier. El 23 de septiembre de 1963, junto a su hermano Renel, acompañó a Leon Cantave en el ataque militar, que desde República Dominicana se hizo a Ouauaminthe, Haití. En esa asonada militar participó también otro exiliado que respondía al nombre de Gérard Lafontant.

Leon Cantave, quien había sido jefe de Estado Mayor del Ejército haitiano y, por poco tiempo (2 de abril-25 de mayo de 1957), presidente de Haití, estaba exiliado en la República Dominicana donde preparó rudimentariamente un ejército para invadir Haití. Para esos fines había iniciado entrenamientos guerrilleros en Sierra Prieta a principios de julio de 1963, en una propiedad del Ejército dominicano. Allí se concentró un contingente de setenta hombres formado por antiguos soldados haitianos, algunos políticos exiliados y haitianos que habían emigrado por primera vez a la República Dominicana como cortadores de caña. La aventura militar de Cantave fue un desastre total. Al primer enfrentamiento, la tropa se replegó en total desorden, desprendiéndose de sus armas y cruzando despavoridos el río Masacre, dejando atrás 13 muertos y dos prisioneros. Baptiste estuvo combatiendo hasta el último minuto cuando cruzó la frontera.

Según relato de Diederich y Burst (Papa Doc: 286), de vuelta al país Fred Baptiste reunió cuarenta dólares y rentó un rancho con techo de paja y piso de tierra en una antigua granja de pollos en Villa Mella, unos diez kilómetros al norte de Santo Domingo, para albergar el remanente del ejército de Cantave, quienes literalmente estaban viviendo en el monte. Muchos de estos hombres tenían heridas frescas que debían de ser atendidas. A este nuevo sitio le llamaron “Centro de Refugiados”, y a sus ocupantes Camoquins (nombre con el que se identificaban y que correspondía a una pastilla contra la malaria). El sacerdote y también exiliado haitiano Jean-Baptiste Georges, un cura que sirvió a Duvalier como ministro de educación entre 1957 y 1959 y, luego, perseguido, se asiló en la embajada dominicana, se convirtió en su protector financiero, así como el cura Jean-Claude Bajeux, quien llegó a Santo Domingo desde Caracas en febrero de 1964, fue su pastor de almas. Con la ayuda de Georges (quien pagaba los 40 pesos de la renta del rancho) los hombres de Baptiste se mudaron a la finca de Villa Mella, la que convirtieron en un campo de entrenamiento militar y donde André Rivière era uno de sus instructores (Diederich y Burst, Papa Doc: 291). Empezaron a actuar bajo el nombre de Forces Armées Révolutionnaires d’Haïti (FARH), cuya dirección compartían los hermanos Baptiste junto a Lafontant, y se prepararon para una nueva invasión a Haití (Diederich, Seeds of Fiction: 40).

La guerrilla desembarcó en Haití el 27 de junio de 1964, la misma semana en que Duvalier se juramentó como presidente vitalicio (22 de junio), cuando un grupo de haitianos, de manera secreta, abordaron en Punta Caucedo el carguero Johnny Express de la Antillean Marine Shipping y desembarcaron en el sudoeste de Haití estableciéndose en la cordillera de la Selle. Duvalier fue tomado por sorpresa, pues vino a saber de esta guerrilla el 30 de junio. Su tardanza en enterarse fue compensada con la brutalidad de su reacción. El mismo día en que se enteró fusiló personalmente a 21 prisioneros de Fort Dimanche y, mediante ayuda de otros, a 180 más (Adam, The Devil You Know: 96). Dos rebeldes capturados fueron ejecutados, lo que se transmitió en vivo por televisión como si fuera un partido de fútbol y el cuerpo del guerrillero Yván Laracque, el primero que cayó en combate, fue colocado, a la salida del aeropuerto, en una silla, en calzoncillo, ya en estado de descomposición, debajo de un letrero de Cocacola, que decía “Bienvenido a Haití” y exhibido por 10 días bajo custodia de los tonton macutes (Adam, The Devil You Know: 100 y Abbott, Haiti: 121).

Esta guerrilla estaba mal entrenada y peor armada, por lo que fue aplastada fácilmente. Baptiste, con una pierna rota, llegó, acompañado de 22 guerrilleros (su hermano Renel y Lafontant, entre ellos), al paso El Aguacate donde fueron apresados por una patrulla militar y recluidos, bajo custodia, en varios galpones en Neiba.

Estando prisionero, Baptiste estuvo con amenaza de gangrena, pues en los primeros días la rotura de la pierna no fue atendida adecuadamente. Con la anuencia de Reid Cabral fueron trasladados al antiguo sanatorio antituberculoso de Nigua (Diederich, Seeds of Fiction: 45), que era un lugar abandonado y criadero de chivos. Para vivir se dedicaron a la pesca y a la fabricación de muebles y con la ayuda de algunos visitantes, entre ellos Graham Greene, compraron pollitos para desarrollar una granja. En todo esto mantuvieron su disciplina militar» (Diederich y Burt, Papa Doc: 309-310). Allí estaban cuando estalló la revolución de abril de 1965 (Diederich y Burt, Papa Doc: 317).

En la Revolución de abril

Al iniciarse la revolución los Camoquins se integraron de inmediato a la lucha armada formando un comando. Salieron del sanatorio de Nigua y se mudaron a una panadería abandonada cerca del parque Independencia (Diederich, Seeds of Fictions: 100). Luego se trasladaron al lado oeste del parque Independencia en el local del Centro Sirio Libanés Palestino. Dice Diederich que era la primera vez que en suelo dominicano, haitianos y dominicanos luchaban juntos contra un enemigo común.

Cuenta Norberto Roca (AGN, entrevista a Norberto Roca, 12 de mayo de 2008, tiempo: 16:40) que en la batalla de El puente Renel Baptiste estaba manejando una bazuca. Esto lo confirma José Francisco Peña Gómez (Isalguez, «La Revolución de abril 65» p. 10) quien dice que Renel Baptiste estando con Montes Arache y frente a la boca de un tanque de guerra enemigo, «disparó una bazuca a nivel de cintura que destruyó el aparato que amenazaba con matar a los dos».

La labor de Fred Baptiste en la contienda no dejó de ser encomiable. Además de participar en la batalla de El Puente, se destacó en la toma de la fortaleza Ozama. En esa acción se utilizó un tanque de guerra AMX que fue conducido por él, quien tenía entrenamiento militar como artillero. Fred también estuvo en los combates del 15 y 16 de junio apertrechado con los del comando haitiano en la instalación del periódico La Nación, en la avenida Mella casi esquina avenida Duarte (Orlando Inoa, entrevista a Jacinto Pichardo, 26 de noviembre de 2023).

Gérard Lafontant fue el enlace entre el comando haitiano y el Gobierno de Caamaño, por lo que constantemente se le veía en el edificio Copello. Llegó a ser miembro del Estado Mayor del presidente Caamaño (Pierre Charles, Radiographie d’une Dictadure: 112).

Jean Sateur, el olvidado

Jean Sateur se desempeñaba como segundo en el mando del comando haitiano. Fue, junto a otro combatiente, quien representó a esa agrupación en el fracasado asalto al Palacio Nacional del 19 de mayo. Rafael (Baby) Mejía, quien estuvo al lado de Fernández Domínguez cuando fue muerto en ese asalto, dice (en Arlette Fernández, Coronel Fernández Domínguez: 340) que este estaba acompañado de tres haitianos. Pichi Mella, quien también se encontraba allí, refiere que, a los pocos minutos de aproximarse a la zona del Palacio, la calle 30 de marzo estaba llena de cadáveres, algunos de ellos de personas que hoy día ya nadie conoce (AGN, entrevista a Francisco Xavier (Pichi) Mella Peña, 16 de febrero de 2007, tiempo: 2] 1:10:15). Entre estos cadáveres yacían dos miembros del comando haitiano: Sateur y otro combatiente no identificado. Aún después de las muertes, el fuego de ametralladoras era tan fuerte que imposibilitó recuperar los cadáveres, lo que se consiguió muchas horas después. Todos los que cayeron en el asalto, menos Fernández Domínguez, fueron enterrados en el cementerio de la avenida Independencia: Juan Miguel Román, Miguel López, Ramón Tavárez, David Lorenzo Fernández, José Jiménez Rosario, Ernesto Gómez, Ilio Capozzi, Jean Sateur y un combatiente desconocido, estos dos últimos haitianos.

Al año siguiente se levantó una tarja en el lugar en que ocurrieron las muertes. La reseña periodística en El Caribe no hacía referencia a los haitianos (ni tampoco lo hacía la tarja), con la que se rendía «tributo póstumo al coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, a Elio [sic] Capozzi, quien fuera instructor del cuerpo de hombres rana, Juan Miguel Román, Euclides Morillo, José Jiménez y Rafael Tavárez. Estos tres últimos pertenecientes al Movimiento Revolucionario 14 de Junio» («Dedican tarja a caídos», El Caribe, 20 de mayo de 1966: 20).

Muy pocas fuentes refieren la muerte de estos dos combatientes haitianos. La noticia del asalto fue dada a conocer en Patria («Yanquis asesinan ministro Interior», 20 de mayo de 1965, p. 1), pero no la refiere. La discriminación contra Sateur comenzó en la misma revolución, por parte del gobierno de Caamaño.

Como es sabido, varios combatientes extranjeros se les entregó la naturalización privilegiada póstuma: Ilio Capozzi (decreto núm. 50, del 25 de mayo de 1965); André Rivière (decreto núm. 54, del 20 de junio de 1965); Jacques Viau (decreto 55, del 21 de junio de 1965). Sateur, ni su compañero haitiano, obtuvieron esa distinción.

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