Los hechos hablan por sí solos. Cada vez es más evidente y frecuente el nivel de asociatividad, de solidaridad y la solidez de los esfuerzos colaborativos entre la presidenta ejecutiva de la Asociación Dominicana de Fondos de Pensiones (ADAFP), señora Kirsis Jáquez y el Superintendente de Pensiones (SIPEN), el neoliberal a ultranza Francisco A. Torres Díaz. En cada momento, lugar y circunstancia, ellos actúan y hablan como si fuesen dos alas del mismo pájaro. Por ello, su narrativa pública carece de credibilidad y no merece el respeto de los cinco millones de trabajadores afiliados a la seguridad social, ni de los dos millones 105,974 que cotizan actualmente al Sistema de Cuenta de Capitalización Individual. En definitiva, para mentir y comer pescado hay que tener cuidado, ya que el mentir siquitrilla la credibilidad de las personas y organizaciones.
Tendría más utilidad y significación para los cinco millones de trabajadores afiliados a la seguridad social, escuchar a la de la ADAFP y al “Chicago Boys” de la SIPEN hablar de las mejoras profundas, sostenibles y justas que requiere la Ley 87-01. Los afiliados están empachados de oír las mismas mentiras relativas a las supuestas bondades que rodean al sistema previsional dominicano. Por ejemplo, la narrativa de la ADAFP y SIPEN se sustenta en anunciar con mucho bombo y platillo la cantidad de los fondos de pensiones, el número de pensiones inhumanas entregadas a trabajadores, así como que para mejorar los montos de las pensiones es imprescindible que los afiliados incrementen el monto de las cotizaciones y los años para retirarse.
En los discursos públicos de la ADAFP y de la SIPEN, se ocultan y manipulan informaciones dirigidas a los afiliados. Para muestra un botón: no se dice que en el 2024 las AFP se ganarán diez mil 500 millones de pesos, correspondientes al 1.05 % del billón de pesos que disponen los fondos de pensión. Tampoco hacen ni dicen nada con respeto a la Ley 13-20, la cual otorga ganancias irritantes y abusivas a las Administradoras de Fondos de Pensiones. Lo que está a la vista no necesita espejuelos: la ADAFP y SIPEN siempre han trabajado en pareja, para perjudicar los derechos e intereses de los trabajadores afiliados a la seguridad social.
“El patrimonio acumulado de los fondos de pensiones asciende a RD$1.27 billones, lo que representa el 19% del producto interno bruto (PIB) del país”, según afirmaciones públicas del señor Francisco A. Torres Díaz, Superintendente de Pensiones (SIPEN), el cual ha dejado bien claro que piensa, decide, habla y se relaciona como lo hace cualquier Calígula neoliberal. La narrativa del señor Torre solo enfatiza el monto actual de los fondos de pensiones. En cambio, de manera deliberada y maliciosa oculta el mediocre y lastimoso efecto que están provocando dichos fondos en la calidad y sostenibilidad de las pensiones indignas e injustas que reciben los trabajadores, luego de agotar sus períodos productivos.
En un encuentro con periodistas de las áreas de economía y salud de los medios de comunicación, el Superintendente de Pensiones, el neoliberal Francisco Torres, tuvo la desvergüenza de decir: “nadie quiere mencionar que las AFP están haciendo un buen trabajo, son exitosas y que están gestionando bien los recursos de los trabajadores”. Lo expresado por el “Chicago Boys” de la Superintendencia de Pensiones, solo es refrendado o secundado por la presidenta ejecutiva de la ADAFP, señora Kirsis Jáquez.
Solo en un país como República Dominicana, en donde la institucionalidad es líquida y viste falda corta, un Superintendente de Pensiones, el que lógicamente debería comportarse como un ente objetivo y equilibrado, se atreve elogiar públicamente a una de las partes que integran el ámbito que regula (las AFP), con lo que obviamente perjudica los intereses de otra de las partes (los afiliados). El señor Torres y sus colaboradores de la SIPEN están conscientes de que, en un entorno como R.D., ellos no recibirán ningún tipo de sanción por incurrir en tan grosera mala práctica gerencial. ¿No deberían el Poder Ejecutivo, el Ministerio de Administración Pública (MAP) y el Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS) sancionar al coñete neoliberal de la SIPEN?
Según la dirección donde sople el viento, tanto la presidenta de la ADAFP, señora Kirsis Jáquez, como el Superintendente de Pensiones, señor Francisco A. Torres Díaz, cada vez que sube la ola de críticas, reclamos y cuestionamientos dirigidos a la ineficiencia e insatisfacción que rodea al mal llamado actual Sistema de Cuenta de Capitalización Individual (AFP), éstos reactivan su presencia e intervenciones en los medios de comunicación masivos, buscando con ello justificar lo injustificable. Entiéndase, hablar de un régimen pensionario en el que los dueños del capital (los trabajadores) reciben menos beneficios que quienes lo administran (las AFP). Solo un neoliberal indolente como el Superintendente de Pensiones y la Presidenta Ejecutiva de la ADAFP, tienen el tupé de llamar a los afiliados a informarse más y mejor acerca del sistema previsional dominicano.
Decir frente a los periodistas de las áreas de economía y salud que el 80% de los afiliados al Sistema de Seguridad Social desconoce a cuál Administradora de Fondo de Pensiones (AFP), debería llamar y captar la atención del Superintendente de Pensiones, señor Francisco A. Torres Díaz, de la presidenta ejecutiva de la Asociación Dominicana de Administradoras de Fondos de Pensiones (ADAFP), señora Kirsis Jáquez y de la Directora General de Información y Defensa de los Afiliados a la Seguridad Social (DIDA), señora Carolina Serrata Méndez, así como de los miembros del Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS). Hay que recordar que la propia Ley 87-01, la cual crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS) establece, en varios de sus artículos, la responsabilidad de estas entidades de mantener informados a los afiliados del sistema previsional, sin mentiras y manipulación de la información.
A los cinco millones de trabajadores afiliados a la seguridad social, les gustaría escuchar al rentista de la SIPEN y defensor del libre mercado, Francisco A. Torres Díaz, referirse al establecimiento de un sistema de reparto eficiente, justo, solidario y moderno, que garantice a los trabajadores pensiones dignas y no gastar energías tratando de justificar lo que en los hechos no proporciona el sistema basado en capitalización individual, el cual ha fracasado en RD y muchos países del mundo. Es absurdo que, en una sociedad democrática, representantes del sector financiero impongan a los ciudadanos un sistema único de pensiones.
En el marco de la reforma de la Ley 87-01, bien harían los miembros del CNSS, el Superintendente de Pensiones y la Directora General de la DIDA, conocer y empoderarse de la propuesta que al respecto ha hecho la Coalición por la Seguridad Social Digna y otras organizaciones sociales y profesionales. En dicha iniciativa se sugieren alternativas viables que eliminan el carácter obligatorio de las funestas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) ¿Por qué el señor Francisco A. Torres Díaz y la señora Kirsis Jáquez se empeñan tanto en hacer creer que las AFP están haciendo un buen trabajo, son exitosas y que están gestionando bien los recursos de los trabajadores? Ese cuento ni ellos mismos se lo creen.
Más allá de las toneladas de verborrea que ha producido y difundido el Superintendente de Pensiones, tratando inútilmente de recuperar la deteriorada imagen pública de las AFP, debería de explicarles a los servidores públicos que fueron favorecidos con la Resolución 572-07, las razones por las que los operativos de traspasos del Sistema de Cuenta de capitalización Individual al Régimen de Reparto Estatal, no avanzan en conformidad con las dos mil 180 solicitudes de traspasos, aprobadas por la Comisión Interinstitucional Evaluadora y remitidas a la SIPEN. Además, el coñete y parcializado Francisco A. Torres Díaz. tiene que esclarecer los motivos que lo inducen a desacatar varios decretos emitidos por el Poder Ejecutivo, en los que se otorgan pensiones especiales a profesionales agropecuarios, locutores profesionales y a periodistas.
Es extravagante, estúpido y cómico que el “Chicago Boys” de la SIPEN, exprese públicamente, estar preocupado por la supuesta amenaza contra las pensiones, ya que, según él, tres aseguradoras del sistema previsional ofrecen préstamos a las personas con edades cerca del límite o en la edad de retiro, poniendo como aval sus fondos acumulados en el sistema de pensiones. ¿Será verdad que la SIPEN vela por la sostenibilidad del Sistema Previsional, garantizando el oportuno y correcto otorgamiento de pensiones y beneficios a los afiliados y sus beneficiarios, promoviendo el conocimiento sobre el Sistema Previsional e impulsando su desarrollo?
A todas luces, parecería que el Superintendente de Pensiones padece de amnesia selectiva, debido a que olvida que al rededor del Sistema de Cuenta de Capitalización Individual vigente (SCCI) existen debilidades y amenazas mucho más graves que la que él advierte. Por ejemplo: el grosero y alto porcentaje de beneficio que reciben las AFP por la supuesta administración de los fondos de los afiliados, las indignas e injustas pensiones que reciben los dueños del dinero (los trabajadores), así como disponer de un sistema único y obligatorio de pensiones (AFP), el cual se caracteriza por ser rentista, asimétrico, ineficiente, insostenible y negador de derechos fundamentales.
Es incomprensible e indigno que, por proteger los intereses de las AFP, el Superintendente de Pensiones, en fragante violación a lo establecido en los Arts. 8, 60 y 128 literal b) de la Constitución dominicana, éste ha imposibilitado que cuarenta y dos (42) ciudadanos, a los que desde el 2022 y 2023 el Poder Ejecutivo les otorgó pensiones especiales, pero debido a la burocracia y al poco interés mostrado por la SIPEN en darle curso a las solicitudes hechas por la DIDA, concerniente al traspaso de fondos desde la Cuenta de Capitalización Individual (CCI) al Sistema de Reparto Estatal, éstos continúan inmersos en la incertidumbre, sin poder cobrar sus respectivas pensiones. ¿Por qué designar en la Superintendencia de Pensiones a un coñete neoliberal sin alma?
A juzgar por los hechos y los contenidos de la narrativa del Superintendente de Pensiones, es lógico y natural pensar que éste no se comporta como ente regulador objetivo e imparcial del Sistema Dominicano de Pensiones. Por el contrario, cada vez su actuación es más parecida a la de un aliado estratégico e incondicional de la Asociación Dominicana de Administradoras de Fondos de Pensiones (ADAFP).