En un Estado democrático y transparente, el control y la fiscalización de las adquisiciones estatales son fundamentales para garantizar la eficiencia, la legalidad y la equidad en el uso de los recursos públicos. Sin embargo, en la República Dominicana, como en muchos otros países, este aspecto sigue siendo un desafío constante que requiere una atención prioritaria por parte de las autoridades y la sociedad en general.
Las contrataciones gubernamentales representan una parte significativa del gasto público y, por lo tanto, cualquier irregularidad o falta de transparencia en este proceso puede tener graves consecuencias para el desarrollo del país. Es por ello que el control y la fiscalización juegan un papel crucial en la prevención y detección de posibles actos de corrupción, nepotismo o favoritismo en la asignación de contratos públicos.
En la República Dominicana, a pesar de los avances normativos en los últimos años, aún persisten serias deficiencias en el sistema de control y fiscalización de las adquisiciones estatales. Uno de los principales problemas radica en la falta de independencia y autonomía de los órganos encargados de realizar esta labor, lo que limita su capacidad para actuar de manera efectiva y objetiva.
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Además, la opacidad en los procesos de licitación y contratación, así como la falta de acceso efectivo a la información por parte de la ciudadanía, dificultan aún más la tarea de control y fiscalización. Muchas veces, los ciudadanos y los medios de comunicación se encuentran con obstáculos para obtener información relevante sobre los contratos públicos, lo que genera desconfianza y socava la legitimidad del sistema.
Otro aspecto preocupante es la debilidad por no decir inexistencia de los mecanismos de sanción y rendición de cuentas en casos de irregularidades detectadas en las compras y contrataciones gubernamentales. Con demasiada frecuencia, los responsables de actos de corrupción o malversación de fondos públicos quedan impunes o reciben sanciones leves que no disuaden futuras conductas indebidas.
Ante esta situación, es necesario un compromiso real por parte de las autoridades y los actores involucrados en el proceso de adquisiciones estatales para fortalecer los mecanismos de control y fiscalización. Esto implica garantizar la independencia y la capacidad técnica de los órganos de control, promover la transparencia y el acceso a la información, y establecer sanciones efectivas y proporcionales a las irregularidades cometidas.
Además, es fundamental fomentar la participación ciudadana y el escrutinio público en los procesos de adquisiciones estatales, de manera que la sociedad civil pueda ejercer un rol activo en la vigilancia y el monitoreo de la gestión pública. Solo así se podrá construir un sistema de adquisiciones estatales más transparente, eficiente y responsable, que garantice el uso adecuado de los recursos públicos en beneficio de toda la población.
En conclusión, el control y la fiscalización en las adquisiciones estatales son elementos esenciales para prevenir y combatir la corrupción, promover la transparencia y garantizar la eficiencia en el uso de los recursos públicos. En la República Dominicana, es urgente fortalecer estos mecanismos y garantizar su pleno funcionamiento, en aras de construir un Estado más justo, democrático y comprometido con el bienestar de sus ciudadanos.