Al pensar en la reina Isabel II siempre me vienen a la mente dos cosas: sus trajes en colores pasteles y sus corgis. La fascinación de la monarca británica hacia esta raza se remonta a cuando tenía 7 años, y durante su reinado ha tenido más de 30 perros de esta raza, todos descendientes de Susan, una corgi que le regalaron a los 18 años.
El corgi es una mascota sumamente inteligente y cariñosa, con una gran personalidad y el perfecto perro de compañía para niños y personas mayores. La cabeza recuerda a la del zorro por la forma y la apariencia, con una expresión alerta e inteligente.
Su nombre proviene de la palabra celta “cor gi”, que significa perro enano, por lo que resultaba perfecto para el pastoreo ya que empujaba al ganado, su escasa altura le permitía correr debajo de las vacas sin recibir patadas. Claro, esto fue hasta que surgieron los “corgi reales” los cuales son famosos en el mundo y han sido representados en muchas formas. Para el Jubileo de Oro de Isabel II, en la moneda que se creó para la fecha aparece la monarca junto a uno de sus perros.
En julio del 2015 Isabel II dejó de cruzar a sus corgis, pues según sus palabras, no quería dejar ningún cachorro o perro joven solo en el caso de que ella falleciera.