GINEBRA — El COVID-19 sigue planteando una emergencia de salud global, indicó el lunes el jefe de la Organización Mundial de la Salud, después de que un importante comité asesor concluyera que la pandemia podría estar cerca de un “punto de inflexión” en el que un nivel más alto de inmunidad pueda reducir las muertes asociadas al virus.
“No hay duda de que ahora estamos en una posición mucho mejor” que hace un año, cuando la contagiosa variante ómicron del virus estaba en su apogeo, indicó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en declaraciones en la apertura de la junta ejecutiva anual de la organización.
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Sin embargo, Tedros advirtió que en las últimas ocho semanas han muerto al menos 170.000 personas en todo el mundo en relación con el coronavirus. Pidió que todos los grupos de riesgo estuvieran completamente vacunados, un aumento de las pruebas y el empleo temprano de antivirales, así como una expansión de las redes de laboratorios y que se combata la “desinformación” sobre la pandemia.
“Seguimos siendo optimistas sobre que el próximo año, el mundo llegue a una nueva fase en la que reducimos las hospitalizaciones y muertes al nivel más bajo posible”, dijo.
Tedros hizo sus declaraciones poco después de que la OMS publicara los hallazgos de su comité de emergencia sobre la pandemia, que reportó que se habían administrado unos 13.100 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19.
Casi el 90% del personal sanitario y más de cuatro de cada cinco personas mayores de 60 años han completado la primera serie de vacunaciones, añadió el informe.
“El comité reconoció que la pandemia del COVID-19 podría estar acercándose a un punto de inflexión”, dijo la OMS en un comunicado. Los niveles más altos de inmunidad en todo el mundo, obtenidos por vacunación o por infección, “podrían limitar el impacto” del virus que provoca el COVID-19 sobre la “morbilidad y mortalidad”, indicó el comité.
“Pero hay pocas dudas de que este virus seguirá siendo un patógeno establecido de forma permanente en humanos y animales durante el futuro previsible”, añadió el texto.
Aunque las versiones de ómicron se contagian con facilidad, “ha habido una desconexión entre infección y enfermedad grave” en comparación con variantes previas.
Los miembros del comité también mencionaron la “fatiga pandémica” y la creciente percepción entre la población de que el COVID-19 no es un riesgo tan grande como en el pasado, lo que hace que la gente cada vez ignore más las medidas preventivas como el empleo de mascarillas y el distanciamiento social.