El cuerpo como sensor del presente

El cuerpo como sensor del presente

El cuerpo es una lira cuya armonía es el espíritu”.

Platón

Toda la existencia es ahora, aquí. El único que conoce esta verdad es el cuerpo, que siempre está presente, viviendo todo lo que es. El cuerpo no miente. Las emociones y sentimientos que han sido reprimidos, repudiados, o no vistos serán mostrados por él en forma de síntomas.

Toda la existencia vive en el presente, excepto la mente humana. Esa es la razón por la que sólo la mente humana sufre. Osho dice que es como querer conducir un automóvil hacia adelante, y dar reversa para ir atrás al mismo tiempo. No lograríamos ir a ningún sitio. Sin embargo él aclara que la idea de ir a alguna parte es errónea desde su base, ya que nada va a ninguna parte.

Nos han enseñado que la existencia se dirige hacia un propósito. Hemos creído que debemos ser ambiciosos, mostrar que hemos logrado algo y que “conocemos” bien algún tema (somos profesionales de esto o aquello). La familia y la sociedad nos dicen: «Sé alguien», y eso nos enferma porque la existencia carece por completo de finalidad.

La significación de la vida proviene precisamente de que nada de lo que tengamos nos da poder, fuerza o grandeza ante ella. Su trascendencia es totalmente diferente, como lo es el alcance de un amanecer, el nacimiento de un bebé, el brote de una flor, la pasión expresada en una poesía, la emoción que despierta una melodía, o el amor por un ser querido.

Una de las cosas que más disfruto es el “despertar”, ese momento del día en que recibo el regalo de tener una oportunidad nueva de ser. Al tomar consciencia de que estoy en mi cuerpo, me abandono en él, suelto todo mi peso: huesos, músculos, emociones, pensamientos, cargas, problemas, etc. Me embarga una gran felicidad cuando siento todo mi peso en la cama. No retengo nada. Me entrego completamente.

La escritora británica Sarah Waters dijo: “Es en la cama donde uno sueña; en la cama, a oscuras, cuando nadie ve que se te ponen coloradas las mejillas, aflojas el manto de represión que mantiene tu pasión atenuada a lo largo del día, y la dejas brillar un poco.” La cama representa a la madre, a la tierra. Es un símbolo de nuestra entrega y el modo en que descansamos habla de la forma en que vivimos esta relación. En el lecho encontramos sostén, descanso, abrigo, reposo y fuerzas. Abandonamos cualquier pretensión de hacer algo, de esforzarnos para sostenernos o de luchar para vivir.

El cuerpo es la más poderosa herramienta que tenemos para conocernos, relacionarnos, crecer, accionar en la vida y crear. El cuerpo es sincero y tiene un lenguaje verdadero. Si lo comprendemos, nos relacionamos bien con él, lo oímos, lo sentimos, también conoceremos nuestra historia de otra manera.

Cuando escuchamos a nuestro cuerpo, nuestra sensibilidad se torna más aguda. Solo es posible despertar, después de una profunda conciencia con nuestro cuerpo. Por muchos siglos, el trabajo del espíritu se separó del cuerpo. Este se veía más bien como un estorbo y se le sometió a castigo, privaciones, mortificación, penitencia y expiación.

La terapia corporal surge como un excelente complemento, para el trabajo de desarrollo de la consciencia. El trabajo con el cuerpo se aborda desde su complejidad y su simpleza; recorriendo músculos, huesos, articulaciones y piel, con la atención puesta en encontrar, desbloquear y reconocer todo lo que ha sido doloroso, difícil o trágico.

El trabajo corporal tiene como base la sensopercepción. Es decir, la persona que hace de canal, primero percibe cada parte del cuerpo, reconociendo la historia escrita en él. Solo entonces viene el movimiento. Recién en las últimas décadas, gracias a las terapias energéticas, se ha reconocido el valor del cuerpo para lograr la plenitud.

El médico y psiquiatra estadounidenseBrian Wiess dijo: “Cuando comprendamos de verdad el concepto de que el amor es una energía que lo abarca todo y que su impulso curativo puede transformar con rapidez nuestros cuerpos, mentes y almas, superaremos nuestros dolores y males crónicos”.

La física cuántica nos revela que nada existe, todo es energía. El cuerpo es energía espiritual vibrando lento para que logremos tener una experiencia en el presente Al igual que el Espíritu, el cuerpo siempre está en el presente. En cambio el ego existe en la tensión entre el presente y el futuro.

La práctica de la oración centrante me ha llevado a la comprensión de que cuando no existe tensión entre el presente y el futuro, el ego desaparece. Es entonces cuando podemos tener una relación con Dios. En el aquí y ahora, el ego no tiene ningún lugar para cobijarse. En el presente todo es Dios.

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