En el momento en que se llegue a concretizar e interiorizar en el subconsciente del ciudadano; una cultura de reflexión, discernimiento y empoderamiento, a partir de ese momento nos preguntaremos, ¿Cuál es el verdadero rol en la sociedad de un partido político como ente de derecho público? Desde ese mismo instante, se comprenderá a cabalidad cual es el tipo de campaña que deben realizar los candidatos presentados por los partidos; sin importar que sean aspiraciones ejecutivas, legislativas o municipales. Una vez comprendidas estas interrogantes entonces sabremos cual es el valor real de nuestro voto.
Microondas del Comportamiento Electoral.
El estudio del comportamiento electoral en aras de saber que mueve y persuade a los electores data desde muchos siglos atrás, la primera investigación sobre el particular se remonta al año 53 a. C. titulada Puntuario Electoral y, escrita por Quinto Tulio Cicerón hermano del legendario cónsul romano Marco Tulio. Éste le escribió la obra a modo de recoger recomendaciones para su postulación al consulado. Más adelante, en el siglo XX en EE.UU. el sociólogo austríaco Paul Lazarsfeld en 1944 y el politólogo estadounidense Bernard Berelson en1954.
Los mismos, escribieron dos obras de gran valor para el campo de las ciencias políticas, “La Elección del Pueblo, Cómo el Votante toma una Decisión en la Campaña Presidencial” y “Votación”. Con las mismas, buscaban identificar los factores de mayor influencia en la decisión del votante y, después del famoso debate Nixon-Kennedy y el auge del marketing político se han escrito miles de obras sobre ese particular. En efecto, más que campañas electorales programáticas en casi toda Latinoamérica; salvo honrosas excepciones, lo que se montan son campañas de microondas; en las cuales se calientan los deseos momentáneos del elector y no sus proyectos y sueños del futuro.
¿Qué es un Candidato?
Más allá de la retórica conceptual, un candidato debe ser un interlocutor efectivo y ecléctico entre su cosmovisión teórica y programática y las aspiraciones de las grandes mayorías. Es decir, tiene que ser un individuo que logre hacer empatía afectiva y cognitiva con los sueños y esperanzas del electorado. Sin embargo, a pesar de todos los avances experimentados en materia de educación en los últimos 25 años en toda Latinoamérica; estamos viviendo un inconmensurable clientelismo del sufragio a través del cual, se ha desprendido una corriente de pensamiento cuasi-generalizada que se denomina: “Dame lo mío”.
Dentro de ese contexto, que exista un político con características filantrópicas no tiene nada de malo, pero, el grave problema es que el ciudadano no tenga la capacidad de discernir y ver, cuando se encuentra sirviendo de instrumento de campaña manipulado por el Dame-Marketing político. Si tomamos como ejemplo las elecciones 2016 de EE.UU. donde votaron 137,053,916 personas y, donde todos sus candidatos conquistaron al electorado a través de la retórica, de las propuestas y hasta por hablar estupideces; empero, a nadie le dieron un pote de romo, una estufa, una nevera, 500 pesos, o dos fundas de comida Etc.
¿Hacia dónde Debemos Ir?
Autores como Ben Wattenberg, Brettschneider y Bianco ya se han referido a la personificación de la política, la que genera de manera inequívoca un comportamiento casi uniforme del elector cautivo; eliminando con ello la posibilidad de ejercer el llamado voto consciente y reflexivo y, separando por completo los resultados de su conducta de los designios de su voluntad; como estableció el politólogo y economista Josep Colomer. En ese sentido, debemos encaminarnos a eliminar la práctica del Dame-marketing y en su defecto, promover una cultura política donde predomine el empoderamiento sociopolítico.
Hay que dar el salto y apoyar a candidatos que cuenten con un mínimo de programas. Entender que un candidato X, es quien promoverá y ejecutará las políticas públicas que incidirán de manera estructural en el futuro nuestro y de nuestros hijos. Por tal razón, no podemos seguir cambiando esa decisión por dádivas. Hay que comprender que una nevera solo sirve para congelar nuestros sueños, una estufa para cocinar nuestras ideas, una lavadora para lavar nuestro cerebro y, que 500 pesos o una funda de comida solo sirven para matar por un día; el hambre con la que debemos lidiar el resto de nuestras vidas.