La figura del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, obra inmortal de Miguel de Cervantes Saavedra, ha sido inspiración de famosos coreógrafos, desde épocas pasadas, Noverre -1786-, Didelot -1809- y Salvatore Taglioni -1844-, pero es el ballet “Don Quijote” de Marius Petipa -1869-, con música de Ludwig Minkus y basado en “Las Bodas de Camacho”, segunda parte, de Don Quijote, el que se ha establecido en la literatura coreográfica, siendo su versión inspiración para muchos coreógrafos.
Tras muchos años de andadura, los primeros pasos de “Don Quijote” en nuestro país, se remontan al año 1978, cuando el famoso “pas de deux” fue interpretado por dos jóvenes bailarines, Juan Fidel Mieses y Thelma García; en el 1982 Juan Fidel presentó “Variaciones del Ballet Don Quijote”, pero tendríamos que esperar hasta el año 1993, para disfrutar de este ballet completo, llevado a escena por el coreógrafo Carlos Veitía y su compañía Ballet concierto, con la participación estelar de Silvia Crespo y Dominic Antonucci, y luego en otra versión en el 2005. Pero el famoso “pas de deux” ha sido parte de la programación de muchos espectáculos de danza, tanto de compañías extranjeras como dominicanas.
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Nueva vez, Carlos Veitía, basado en el original de Petipa -que no pretende recrear un momento de la historia literaria- inspirado en la melódica y variada partitura de Minkus, desde su particular enfoque del hecho danzario, nos deleita con una coreografía colorista, festiva, llena de magia, y en las partes dramatizadas, refleja el espíritu e ideales del “Ingenioso Hidalgo”.
Un bellísimo telón cubre el escenario, de la Sala Carlos Piantini, cuyos motivos nos remiten a las tierras de La Mancha, con sus simbólicos molinos, y tras el bellísimo prólogo musical, una primera escena ubicada en el foso, nos lleva hasta la biblioteca de Don Quijote, quien obsesionado por los libros de caballería, comunica a su fiel escudero Sancho Panza, su decisión de convertirse en “caballero andante”, impartir justicia y lograr el amor de Dulcinea del Toboso, se coloca su armadura e inicia su andadura.
El actor Miguel Lendor -Don Quijote- nos ofrece la viva estampa del personaje, y junto a Juan Rodríguez, encarnando a Sancho Panza, logran una mutual perfecta, cargada de histrionismo.
Se levanta el telón, la escenografía de Fidel López, producto de una concepción semiológica de la puesta en escena, es hermosa, realista, nos conecta con una plaza de un pueblo de La Mancha, donde llega Don Quijote a lomo de Rocinante, junto a Sancho, siendo testigos del drama de la joven Kitri, al verse obligada por su padre, Lorenzo -Pablo Pérez- a casarse con el adinerado y ridículo, “Camacho” -Silvia Perrotta- cuando ella ama al barbero Basilio.
Se suceden escenas de marcada comicidad, un verdadero deleite.
La plaza se anima, llegan los toreros, los bailarines, Jonás Padilla, Héctor Reyes, Jeremy Caro, Edison Alcántara, Jaycel Alcántara y Robert Medal, interpretan una danza alegre, acentuada con movimientos taurinos. La figura de Kitri, – Diana Dopico- junto a Basilio -Eliosmayquer Orozco- encantan con sus bellas interpretaciones. Las amigas de Kitri-, Lya González y Rissy de los Santos, interpretan con gran nivel una hermosa danza, otra figura encanta, “Mercedes”, Anayilda Jáquez.
El mundo de la gitanería inicia el segundo acto, con una creativa danza en la que destacan, el Rey de los Gitanos, Luis Pérez, la Reina gitana, Oona García, y los integrantes del elenco, Wileydi Contreras, Nayeli Chamorro, Sharlene Moloon, Yaretzi Comas, Stevens Heredia, Jeffrie Aybar, Josel Rodríguez y Jonas Padilla.
Cambia la escena, en una llanura aparece un gran molino, Don Quijote, en sus delirios confunde sus aspas con gigantes, y lanza su espada, luego se sumerge en visiones, dando oportunidad a un gran momento danzario, en la que participan alumnas invitadas de la escuela Nacional de Danza.
De vuelta a la Plaza, otras danzas españolas, Fandango, Seguidillas, llenan de colorido el ambiente. Don Quijote ve en Kitri a su Dulcinea, llega el momento estelar del ballet, el famoso “pas de deux”, interpretado por Kitri y Basilio. Diana DoPico, durante toda su participación, dio muestras de una técnica impecable, pero en este momento su virtuosismo se decanta, llegando al clímax al realizar los “fouttes -no sé cuántos fueron- alternados con dobles “pirouettes”, pero además hay en ella, pasión y entrega.
La primera noche Basilio fue interpretado por Eliosmayquer Orozco, la segunda noche por el bailarín invitado Jonhal Fernández. Ambos dieron muestras de sus excelentes condiciones, con espectaculares saltos y giros, Eliosmayquer más dramático, Jonhal más líricos, ambos, magníficos “partner”.
La picaresca de los personajes, el mito del Ingenioso Hidalgo, la coreografía envolvente y fluida y el triunfo del amor, llevan a un final feliz, tan feliz como el público que disfrutó de este espectáculo, y que puesto de pie aplaudió calurosamente. Gracias y felicitaciones Carlos Veitía, por esta nueva entrega.