El martes 23 de este mes, de no haber sido demolido el recordado hipódromo Perla Antillana, hubiera cumplido 77 años de existencia.
Con extraordinario esplendor fue inaugurado el referido redondel en el año de 1944, el cual estuvo situado a tres kilómetros y medio del centro de la ciudad capital, en la carretera Duarte, donde hoy se encuentra La Plaza de la Salud.
Es importante edificar a las nuevas generaciones, que no habían nacido en esa época, que el Perla Antillana no fue solamente para presentar carteleras hípicas, sino que también era un campo deportivo, donde tenía en el centro del diamante un campo para jugar béisbol, igualmente que competencias de campo y pista y paradas militares.
Dicha inauguración se produjo en las festividades del centenario de la República.
El hipódromo y campo deportivo de nombre “Perla Antillana” fue construido por los ingenieros Hermanos González, Trueba y Bienvenido Martínez Brea (Bebecito) bajo la supervisión del Consejo Administrativo que era el organismo que dirigía todas las actividades oficiales de la ciudad capital, tales como la recogida de basura, arreglo de calles, suministro de agua, expedición de placas a los carros, carretas, carretillas, bicicletas, limpiabotas y la asignación de rutas para los carros públicos, en su condición de gobierno de la ciudad.
La cartelera hípica para dicha inauguración de la primera tarde hípica fue a base de cinco (5) carreras con caballos pura sangre, todos importados de los Estados Unidos.
Igualmente que los jockeys que los condujeron: la primera competencia la ganó el ejemplar Relámpago y en la segunda arribó en el primer lugar Flora.