Hoy más que ayer, se espera que las empresas e instituciones funcionen como si fuesen sistemas abiertos, las que para gestionar adecuadamente su misión, visión, objetivos, estrategias y procesos necesitan crear mecanismos confiables que les permitan ser productivas, competitivas y socialmente responsables, en un ambiente interactivo, dialógico incluyente y creativo. Por lo general, las organizaciones alegres, cordiales, inclusivas, innovadoras, integrales, inteligentes y humanas, son las que han logrado poner sus estructuras de comunicación en manos de profesionales competentes y con experiencias en dicha área. Es un riesgo innecesario delegar el rol de la comunicación en personas que piensan, hablan y actúan como los huraños, los cuales creen que responder llamadas de personas comunes o dar las gracias a alguien que ha tenido la iniciativa de enviarles un presente, es comprometerse y disminuirse.
Ninguna empresa e institución, sin importar su tamaño y naturaleza, puede pretender ser sostenible al margen de una estructura integral y estratégica de comunicación. En cualquiera de su modalidad, hoy, la comunicación es un proceso transversal que impacta positiva o negativamente las decisiones y actuaciones de los directivos, ejecutivos y gerentes de las organizaciones. En la medida que transcurren los cambios, las tareas y funciones del director de comunicación (Dircom) también evolucionan.
El Dircom que requieren las empresas e instituciones de hoy, es un ser humano auténtico, sincero, empático, servicial, con carácter, con liderazgo, con habilidades y experiencias para hacer de la comunicación una plataforma integradora y humanizadora. Se espera que el Dircom sea el puente entre los propósitos económicos y sociales de las organizaciones y los sueños que alimentan la esperanza de ciudadanos/clientes.