En el marco competitivo actual, impactado por los desafíos de la cuarta revolución tecnológica y los múltiples efectos de la pandemia COVID-19, las empresas, las instituciones y las marcas tienen que enfrentarse a situaciones que hace poco no existían, tales como: crisis sanitaria sin precedentes, pérdida masiva de empleos, estancamiento del crecimiento económico, surgimiento de nuevos empleos, la inteligencia artificial compite en varios aspectos y factores con la humana, el factor humano es el centro de todas las actividades.
En la nueva realidad, impactada por la revolución tecnológica y el coronavirus, las organizaciones necesitan profesionales con competencias, experiencias y habilidades para investigar, planificar, ejecutar y controlar estrategias y acciones tácticas de comunicación efectiva. En este sentido, el comunicólogo Joan Costa dixit, lleva varios años analizando el rol estratégico de los directores de comunicación (Dircom), en las empresas, instituciones y marcas. Costa plantea que las funciones del Dircom son superiores a las de coordinar de los diferentes medios y mensajes que emite una organización. Para Joan, el Director de Comunicación es un estratega, generalista y polivalente.
La realidad actual es oportuna para que los líderes de las empresas, de las instituciones y de las marcas replanteen el rol estratégico que debe jugar el Director de Comunicación, tanto dentro como fuera de las organizaciones que lideran. Para ello, tienen que comenzar a valorar al Director de Comunicación (DIRCOM) como pieza clave para informar, comunicar los componentes tangibles e intangibles de la identidad, prever conflictos, mejorar el clima laboral, establecer vínculos sostenibles con los grupos estratégicos y de interés, así como colocar el factor humano en el centro de sus decisiones y actuaciones.
Dicho de otro modo, en estos momentos, el DIRCOM es el profesional llamado a gestionar estratégica y mediáticamente los activos intangibles de alto valor agregado para el buen desempeño de las empresas, las instituciones y las marcas. Por ejemplo, reputación, credibilidad, confianza, clima laboral, identidad, imagen pública, capital relacional, etcétera. Es el talento humano de comunicación, quien tiene que diseñar e implementar estrategias novedosas y creativas, para optimizar el capital relacional de las organizaciones con su macroentorno.
En las mentes de muchos directivos, ejecutivos y gerentes de muchas organizaciones, no existe suficiente conciencia acerca de los aportes que puede hacer la comunicación al buen desempeño de las empresas e instituciones. En la nueva realidad, la tarea estratégica del Director de Comunicación (Dircom), consiste en actuar como un estratega, y no limitarse a ser un coordinador de labores repetitivas de comunicación externa, con y para los medios de comunicación. La actuación del Dircom siempre será la de facilitar que las organizaciones obtengan logros trascendentales y significativos en un ambiente sano, colaborativo, productivo, competitivo y humano.
Con respecto al papel del Director de Comunicación en las organizaciones posmodernas, el presidente del capítulo peruano del Foro Iberoamericano Sobre Estrategias de Comunicación, Miguel Antezana Corrieri, ha planteado que: “El factor humano ha adquirido un importante peso para el desarrollo organizacional, por sus conocimientos, sus habilidades y sus experiencias, pero sobre todo por sus condiciones de vehículos comunicacionales. El trabajo no se limita a cumplir las labores que le son asignadas, ahora es un generador y transmisor de la imagen pública organizacional, sea positiva o negativa; por lo que esta situación requiere que dicho activo intangible sea gestionado por un profesional de la comunicación”
Los retos y desafíos actuales de las organizaciones hay que asumirlos con nuevas herramientas. En este orden, es absurdo pensar en un Dircom que continúe realizando las mismas actividades de tiempos pasados, tales como: esfuerzos desmesurados por visibilizar todo cuanto piensan, deciden y hacen los CEO de las organizaciones, así como emplear la posverdad para manipular la realidad. La comunicación, sin importar su modalidad, siempre habrá de colocar al ser humano en el centro de sus estrategias y actividades.
El talento humano responsable de gestionar la comunicación interna y externa de las organizaciones que operan en el ámbito de la cuarta revolución industrial y de la pandemia COVID-19, jamás deberá obviar la preponderancia del factor humano en esta nueva realidad. Hoy, gestionar de manera estratégica la comunicación institucional y comercial, implica, entre otras acciones, diseñar y aplicar diagnósticos situacionales que permitan conocer las fuerzas restrictivas internas y externas que impiden crear y mantener relaciones ganar-ganar entre las entidades y su medioambiente inmediato.
La nueva realidad requiere, entre otras cosas, que los Dircom piensen, decidan, actúen, se relacionen y hablen desde la perspectiva de las diferentes dimensiones del factor humano. Esto así, debido a que tanto la cuarta revolución industrial como la pandemia COVI-19, plantean la necesidad de construir una prosperidad sostenible y compartida.