Escribir, sea que lo hagas por pasión, necesidad u oficio, siempre será un desafío para expertos y noveles, porque implica el uso del idioma, sus reglas, conocimiento temático, los instrumentos técnicos, el acceso a información oportuna y de calidad, el método y creatividad, aunque no sea un libro de ficción. El economista y yo, conversando, es mi nueva obra y no escapa a ese reto.
En procura de construir narrativas que se distancien de la técnica generalmente utilizada para libros de economía, puse la mente a volar para estimular a las neuronas, hasta alcanzar algo que pudiera agregar valor a cada uno de los 56 relatos que aparecen en mi nuevo libro. Se trata del uso de la técnica del diálogo directo.
Como afirmé, no andamos cerca de la ciencia ficción ni es el interés, más bien el propósito es desvincularnos de lo imaginario, a no ser que sea uno que otro interlocutor de los diálogos con estilo directo que aparece con alguna pizca de arte; de manera que, el libro, emplea la referida técnica, muy propia de los cuentos, novelas y teatro y que tomé prestada y aplicado en forma atrevida para El economista y yo, conversando.
Los diálogos se desarrollan de distintas formas, unas veces de manera plana -en las que la conversación se da sin tropiezos, porque solo se exponen puntos de vista- y otras, en forma de preguntas y respuestas, porque los intervinientes procuran conocimientos; en ocasiones, como discusión, en la que el común denominador son las opiniones opuestas; también las hay bajo la modalidad de careo, en donde aparecen explicaciones encontradas frente a un tercero, y además, las de naturaleza critica entre
las partes.
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El objetivo de trabajar en un nuevo libro, no fue movido por aquella expresión genérica de “los lectores” ¡No!, el que me ha motorizado a escribir ¡Eres Tú!, que tienes el libro en las manos y que, si te quedas con él, serás uno de los Yo de la obra, por eso el título: El economista y yo, Conversando, en la que cada leyente pasa a tener el papel del interlocutor, que plática con el autor -que por poca suerte es economista- sobre el tema de su inclinación o del interés de ambos.
Cada uno de los Yo es la fuente de inspiración, es la razón por la que pude concebir los distintos temas que contiene el libro, atendiendo al motivo que puedes tener de saber sobre cosas en específico con la que trabaja la economía, porque te afecta, te mueve o la aspira.
El libro probablemente sea el que tenga la mayor cantidad de autores de los que la literatura de cualquier género tenga registrado, porque resulta, que en cada tema siempre hay nuevo autor, aparte del economista y ese otro autor eres Tú, al participar como interlocutor.
Saber que desde un vendutero, un entrenador de deportes, abogado, ama de casa, administrador, banquero, periodista, comunicador, sociólogo, político, ingeniero, arquitecto, físico, médico general, médico especialista, historiador, maestra de escuela, economista, estudiante, auditor, financista, trabajador de la cultura, asesor de inversión, profesional en letras, en relaciones internacionales, dirigente sindical y de la sociedad civil, ha sido la chispa encendedora de hasta más de uno de los temas que conforman El economista y yo, conversando, es para mí un logro.
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Los diálogos en el libro son bidireccionales, son más que preguntas y respuestas, es conversación, consulta, discusión, desavenencia, coincidencia y hasta cosas inconclusas, en la que no hay formalidad en el inicio ni en el final de cada conversación, como tampoco en el desarrollo, aunque no es anarquía, cada quien escucha y habla.
La ventaja de estos diálogos directos, es que se llega a un desenlace, a una aproximación de juicios u opiniones acabadas, siempre respaldadas con datos oficiales y por qué no, reales o que intentan reproducir lo más fielmente posible los hechos examinados. Tiene principio y fin y no están interconectados, justo para respetar donde comienza y llegas Tú, como interlocutor y el economista en cada tema.
El economista y yo, conversando pasa revista a la economía sin COVID-19, con pandemia, llena de escepticismos y con coronavirus en tiempos de recursos de medicina para mitigarla y da esperanza, como las vacunas y los antigripales especializados. La incertidumbre, los desafíos, el desconcierto social, los riesgos, el cierre, apertura, el aprendizaje, la mitigación, el control, la recuperación, la cooperación y solidaridad, ha caracterizado dos años de economía, como tal vez nunca en la historia económica se habían conjugado.
El economista que escribe y cada uno del resto de los autores, que son los lectores convertidos en Yo en cada diálogo directo, resulta ser el estilo para que cuando comiences a leer uno de ellos, te convirtieras en el autor o el Yo de la próxima conversación.