MILLIZEN URIBE
m.uribe@hoy.com.do
En la tarde, puede ir a sentarse en el Parque Duarte o en el Parque Colón y contemplar las palomas, escuchar las carcajadas de los niños jugando, ver a las parejas paseando tomadas de la mano y en un descuido de los transeúntes darse un beso, u observar el rostro maravillado de los extranjeros al conocer la más antiguaciudad del Nuevo Mundo.
Pero al descender el sol y llegar la noche el panorama de la Ciudad Colonial de Santo Domingo cambia totalmente. De ella se apoderan los jóvenes, ya sea de edad o de espíritu, quienes asisten en busca de la magia, el encanto y la diversión que sólo se puede encontrar aquí.
Una zona diferente
María del Mar Mella Lora reside en Arroyo Hondo; sin embargo, los sábados y cualquier otro día de la semana en que se pueda dar una escapadita, baja para la zona.
En mis 21 años de edad no he encontrado un lugar que me llene tanto como la Zona Colonial. Para mí representa un oasis en esta selva urbana, expresa María del Mar mientras -sentada frente al Parque Colón- comparte un café con su amigo Jorge.
Sólo para los bohemios
Bohemia, esa es la palabra principal que describe la Zona Colonial. Y es que en ella convergen la alegría, el ritmo y la nostalgia que enamora, acoge y seduce a personas con este estilo de vida. De ahí que una gran parte de sus visitantes sean personas desenfadadas que viven la vida según sus propias reglas, quienes, sin importar qué tan pegado esté Omega, para deleitarse musicalmente escogen la melancolía de Silvio Rodríguez o la rebeldía social de Joaquín Sabina.
Y para ellos la zona posee más de un lugar. Casa de Teatro es uno de ellos. Aquí, si acude un sábado por la noche, podrá disfrutar de buena trova en la voz de Jesús Mullens, un cubano radicado en el país que interpreta canciones de Luis Felipe Aute, Pablo Milanés, Pedro Guerra, Silvio Rodríguez y Joaquín Sabina, entre otros.
Pero si usted desea bailar a un ritmo tropical, entonces Parada 77 es el lugar adecuado. Es una mezcla de discoteca y bar, con un ambiente muy especial en el que los grandes cuadros de Bob Marley, Joaquín Sabina y los cientos de firmas sobre sus paredes como testigos de los cientos de transeúntes que por su suelo han pasado, dan testimonio de la originalidad del ambiente.
Para los vanguardistas
Si la bohemia no está en su vocabulario, la discoteca Atarazana, con una oferta musical que incluye merengue, bachata, salsa y mucho, pero mucho, reguetón es uno de los lugares que puede visitar. Aquí podrá disfrutar de canciones del momento: La tipa, de Moreno Negrón; Mi corazoncito, de Aventura; o Aló, de los Hermanos Rosario.
Pero si usted es amante del rock, del tecno y de la música electrónica también encuentran aquí su espacio. Bio, Abacus y Atrio Bar constituyen lugares ideales para quienes no gustan de bailar sino que prefieren vociferar las canciones de Bumbury o Aterciopelados.
Un toquecito de antaño
La predilección de la Zona Colonial no es exclusiva de los jóvenes de esta época. Años atrás, toda una generación la veía como el destino ideal para la rebeldía social y la bohemia. De ahí que hoy día muchas personas de esa generación acudan a esta parte de la ciudad para darse un baño de antaño. Y para ellos la discoteca El Sartén es el lugar perfecto. Allí se puede mover el cuerpo al ritmo de Joseíto Mateo, Johnny Ventura, Cuco Valoy, Francis Santana, Rubén Blades y Héctor Lavoe.
¿Cómo terminar?
Después de embriagarse de la magia y el encanto de la Zona Colonial es difícil parar. Pero por disposiciones oficiales (Plan de Seguridad Democrática o Decreto Cenicienta, por la hora: hasta las 12, como lo denominan los jóvenes de la zona) hay que hacerlo. Por eso y como lo que bien comienza bien debe terminar, puede finalizar su noche en el emblemático chimi que está frente al Parque Duarte o bien puede sentarse en la Plaza España, en el Parque Colón o en el mismo Duarte, y aquí, entre los chistes y los cuentos de sus amigos, los abrazos y te quiero de su pareja, y por supuesto de la magia de la zona, cerrar con broche de oro, pero sólo por esa noche, pues la magia y el encanto de la zona son como los buenos platos: siempre hay que repetir.
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Comer y beber
Lugares ha visitar
Segafredo Cafe Boutique & Lounge Bar (comida italiana), El Rinconcito de Don Guillermo (bebidas y picaderas), La Turca (dulces y postres), La Briciola (comida francesa), Pat´e palo European Brasserie (comida francesa), Café Bellini (tragos y comida italiana) y Restarurante El Conde (criolla).
¿Su lado malo?
Desenfado y diversidad
Muchas personas critican la Zona Colonial como centro de diversión, pues entienden que es frecuentado por homosexuales y jóvenes demasiado parranderos. Sin embargo, esta diversidad y este desenfado es una de las características que influye en su encanto. Y es que, a diferencia de sus detractores, la Zona Colonial no discrimina a nadie.
Las frases
Carlos Oliva
Lo que más me gusta de aquí es que uno no tiene que cohibirse en su vestuario o en su forma de ser para entrar a los lugares. Yo siempre ando cómodo con mi bermuda y mis chancletas. Por eso aquí se respira tanta libertad.