No es casual la actitud cerrada de la Junta Central Electoral que actúa como si se tratara de ganado que se lleva al matadero. Esa actitud demuestra y permite ver que hay un nuevo plan para desconocer la voluntad popular.
Si los ciudadanos ejercemos el voto uno por uno, ¿por qué negarse a que los votos sean contados uno por uno, ¿a quién perjudica la transparencia? ¿A quién perjudica seguir la tradición?
¿Acaso piensan los miembros de la JCE que van a poner todos los obstáculos al libre ejercicio del voto y a que se cuenten los sufragios con claridad, con pulcritud, sin trampas?
¿Es que se olvidan que tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe?
¿Es que vamos a seguir soportando que nos engañen, elección tras elección y vamos a mirar hacia el otro lado para que quienes tergiversen los resultados sigan haciendo uso ilegal, inmoral, indebido y corrupto del poder nacional?
¿Y es verdad que tanto los funcionarios del gobierno como los de la JCE van a seguir disfrutando de los bienes fruto de la corrupción sin que el pueblo, mejor temprano que tarde les pase factura por sus desafueros?
La imposición y la insistencia en introducir un nuevo modo de contar y transmitir los resultados electorales hacia la JCE provoca sospecha y produce un olor putrefacto que no tenemos por qué soportar.
A más de la compra de candidatos, de la compra de dirigentes de la oposición, del uso de todos los recursos del Estado abusiva e ilegalmente, de la desnaturalización del papel de las Fuerzas Armadas y la Policía, de las acciones de chantaje contra los empresarios, intentan burlarse de los electores y tratarnos como pendejos y estúpidos.
La JCE se ha convertido en una fuente de problemas con un presidente que contrinca con los partidos políticos como si el escenario de las elecciones fuera un ring de boxeo o un cuadrilátero dedicado a las competencias de kick boxing, cuando se trata de una “fiesta de la democracia” en la cual el pueblo debe decidir, con absoluta libertad y transparencia quienes deben gobernar el período 2016-2020.
Pero no, el plan se ejecuta con precisión de orfebre dedicado a obtener el brillo a los cortes del diamante, cronométricamente la JCE, en total y eficiente contubernio con el gobierno y sus candidatos, presidencial, congresionales, municipales, aborta, obstaculiza, oscurece, cualquier petición, cualquier demanda civilizada para que se corrijan los entuertos ahora, cuando aún hay tiempo.
El pretexto del presidente de la JCE para no contar los votos uno por uno es parte de la trampa electoral que no debemos permitir, los tramposos, los corruptos los abusadores deben recordar que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.