La revalorización y proyección de la pintura dominicana como marca país, reclama un listado cuidadoso de los creadores cuyas producciones contienen una elaboración cristalina de la consciencia identitaria, la diversidad cultural, la vitalidad, el esplendor estético y la riqueza simbólica con que trascienden la naturaleza, el sentido de la tierra, los rizomas espirituales y las mismas devastaciones ontológicas del y/o lo dominicano en nuestras artes plásticas y visuales contemporáneas.
Entonces, estaremos aún más convencidos y claros de que los nombres de Guillo Pérez, Cándido Bidó y Dionisio Blanco, entre otros grandes artistas de notables aportes y trayectorias, resultan inevitables a la hora del “top ten” de los artistas dominicanos de la modernidad que materializan su entrega creadora y su práctica pictórica como espejo identitario.
Guillo Pérez
Guillermo Pérez Chicón-Guillo Pérez-, nace en San Víctor, Moca, provincia Espaillat, el 3 de agosto de 1923 y fallece en Santo Domingo el 9 de marzo del 2014. Sorprende saber que, antes de su consagración a las artes plásticas, Guillo Pérez se debatió entre la música (el violín) y la vocación religiosa. Sus estudios artísticos los completó en el taller de su tío Yoryi Morel (1906-1979) y en la Escuela de Bellas Artes de Santiago de los Caballeros, siendo su director ya en 1952.
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Guillo Pérez fue reconocido en vida como uno de los maestros dominicanos esenciales y como un colorista excepcional de la pintura caribeña del siglo XX. En 1970 fue designado director de la Escuela Nacional de Bellas Artes. En 1971, recibe otra Mención de Honor en el 3er. Festival Internacional de Cagnes-Sur- Mer. En 1974, su pintura “Hojas y Espacios” es premiada en la XIII Bienal Nacional de Bellas Artes. En 1995, el Gobierno dominicano le concede la Orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella. En el 2010, la Cámara de Diputados le hizo entrega de la Medalla al Mérito para las Artes y las Letras. En el 2012, recibe el Premio Nacional Fundación Corripio, “por ser realidad y símbolo de la entrega a la investigación y al oficio de pintor como máxima expresión de la cultura dominicana”.
Mediante una paisajística vibrante y traslúcida y una simbología identitaria, Guillo Pérez materializa una estética pictórica personal y sumamente atractiva que él mismo definió como Constructivismo Antillano. En su pintura, destaca la cálida policromía de sus paisajes, marinas, retratos, escenarios de la caña y la industria azucarera: cañaverales, ingenios, ferrocarriles, carretas, bueyes, “braceros” y sus preciosos “gallos en el paisaje”.
Cándido Bidó
Cándido Bidó nace en Bonao, el 20 de mayo del 1936 y fallece en Santo Domingo el 7 de marzo del 2011. Entre 1955 y 1959, se forma en la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde, tras graduarse, imparte docencia hasta 1982. En 1963, junto a Elsa Núñez y Leopoldo Pérez (Lepe), funda el grupo “Los Tres”.
Entre sus reconocimientos destacan: IV y V Premio del Concurso E. León Jimenes (1967 y 1968); Tercer Premio XII Bienal Nacional de Artes Plásticas (1972); Segundo Premio XIV Bienal Nacional de Artes Plásticas (1979); Primer Premio IX Concurso E. León Jimenes (1981) y Premio El Gaucho, Bonn, Alemania (1985).
La sensibilidad social y el pacto ético con su comunidad constituyen dos características axiomáticas y memorables de Cándido Bidó. Entre 1976 y 1999, funda el Centro de Arte Cándido Bidó; el Centro Plaza de la Cultura de Bonao; la Escuela de Artes Plásticas de la Fuerza Aérea Dominicana y el Museo Cándido Bidó. En el 2003, fue condecorado por el Gobierno de Francia con la orden Caballero de las Artes y las Letras. En el 2005, crea la Bienal de Artes Visuales Paleta de Níquel.
Mágico, cálido, lírico, soleado, azulado, traslúcido y cautivador, el universo visual de Cándido Bidó constituye una de las maravillas culturales que la República Dominicana ha dado al mundo. En sus brillantes composiciones, Cándido Bidó materializa un universo visual alentado por representaciones de montañas, arrozales, arboledas, flores, marinas, palomas, caballos, peces, frutas, parejas de amantes, muñecas, figuras infantiles y rostros femeninos de facciones puras y melancólicas, reactivando el espacio imaginario con una ternura definitivamente autobiográfica.
Dionisio Blanco
Dionisio Blanco nace en San Cristóbal el 9 de octubre de 1953. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes (1970-1974), donde recibe fuerte influencia de su maestro Jaime Colson. Ha sido profesor de Dibujo en la Facultad de Humanidades y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En 1984, obtuvo el Primer Premio de Dibujo de la XVI Bienal de Artes Plásticas. En 1989 fue invitado especial de la Fundación Colonias de Artistas de New York en Johnson, Vermont y del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
En sus series tituladas “Sembradores sobre el Trópico Secular” (1984-1994); “Fantasías Oníricas de Sembradores” (1996-2000); “Sembradores frente al Falso Espejo” (2004); “Sembradores como el Humo Sagrado”; “Sembradores Míticos” y “Sembradores como Vasos Comunicantes”(2007); “Sembradores sobre la Memoria de la Tierra”; “Sembradores sobre la memoria del Mar” y “Sembradores en Evaporación” (2008-2014), estalla un enigmático y sugestivo universo visual signado por su majestuosidad formal, su esplendorosa síntesis expresiva y su elocuente remisión hacia la magia, la fantasía, la naturaleza, el paisaje social y las raíces culturales dominicanas y caribeñas.