El Estado dominicano: ¿El mayor partido político?

El Estado dominicano: ¿El mayor partido político?

Samuel Luna

En el pasado varias personas han expresado sus pensamientos sobre el Estado. Alguien expresó que el  pueblo es aquella parte del Estado que no sabe lo que quiere. Otro dijo que el ejecutivo del Estado moderno no es otra cosa que un comité de administración de los negocios de la burguesía.
El más tétrico, pero es un punto de vista que debe respetarse, expresa que el estado es un inmenso cementerio al que van enterrarse todas las manifestaciones de la vida individual. Suena fuerte pero nos pone a pensar y a tomar acciones para reducir esos postulados.

Todo punto de vista es el resultado de nuestras experiencias y realidades que nos rodean. La realidad dominicana en cuanto al comportamiento del Estado Dominicano es claro y todos la percibimos: Nuestro Estado se ha convertido en la suma de todos los partidos políticos. Así de simple. En la práctica, el Estado Dominicano ha sido succionado por el partidismo político. Es más complejo, los partidos políticos, o mejor dicho, el partido que está en el poder es reacio a cualquier política que beneficie a  la colectividad. No les interesa ni les importa si la propuesta del oponente es buena y tiene sentido. El simple hecho que venga del sector opuesto es confrontada de forma muy técnica.

Los dominicanos debemos aprender que el Estado no es el partido. El Estado existe para instaurar el orden, no importa qué partido esté gobernando, debe prevalecer el orden. El Estado debe velar por los servicios sociales; esto tiene que ver con la dignidad del ser humano. En esta línea los partidos deben existir para promover la dignidad y las oportunidades, integrando e insertando a las personas en las comunidades para crecer de forma digna. El Estado debe promover el crecimiento económico y la fuente de empleo. Esto no debe ser un logro exclusivo de un partido político, se supone que esa debe ser la función normal y natural de cada organización o grupo político. El Estado debe administrar la justicia y crear un ambiente seguro. Cultivar y gerenciar las relaciones exteriores.

Nuestra costumbre es aplaudir el partido que está administrando las funciones del Estado. Creemos que son regalos inmerecidos nos hacen sentir que ellos, «el partido» en el poder, nos están regalando algo que ellos fabricaron. Nos reducen a mendigos sociales, moldeando nuestras mentes a lo simple y a lo barato. En otras palabras, la práctica de los partidos que han estado en el poder es aprovechadora, precaria, desnaturalizando la esencia del Estado, accionado como parásitos que se alimentan de las materias ajenas. Si fuéramos a analizar el Estado en la perspectiva de Carlos Marx llegaríamos a la conclusión de que el Estado Dominicano es controlado por un sector económico que solo busca su propio beneficio, por esa razón, según Marx, el Estado nunca podrá llegar a ser independiente de ese grupo dominante. En el otro lado, Calvino, el protestante teólogo, que más que teólogo fue un legislador, creía que el Estado debe reflejar los valores del creador, Dios reflejado en la tierra.

Esto no es un curso de sociología sobre el Estado, es una reflexión para despertar y poder articular el poder que poseemos como personas y como pueblo. Debemos ejercer la potestad ciudadana y construir un Estado que regule la ética de los partidos políticos. ¿Cómo vamos a cambiar las prácticas que nos hacen cada día más pobres, con menos seguridad y con unas leyes que perjudican a los sectores mas vulnerables?

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