La vocación del maestro por enseñar es determinante en el aprendizaje de sus estudiantes, pero más aún en su afán constante de reflexionar sobre su práctica y busqueda voraz de reaprender para y por ellos.
Esta vocación se cultiva a muy temprana edad y casi inconscientemente cuando vienes de un seno familiar donde abundan educadores; en la admiración por algún docente que nos inspiró hasta el punto de dedicar nuestra vida a enseñar; en el más puro e inocente juego infantil de formar aula y hacer “de profe”; o en esa arrolladora energía de los más jóvenes que a partir de sus habilidades e ideales entendieron la educación como una herramienta poderosa de movilización y justicia social.
Importa mucho el porque te conviertes en maestra, pero más importante es lo que haces para ser una docente de excelencia.
Esos esfuerzos por adaptarte a los tiempos y lo nuevo que trae consigo cada generación; estar en constante reflexión y mantenerse flexibles entre lo “que ya sé y lo que debo reaprender”; el demostrar la humildad necesaria cuando desconoces las respuestas; cuando trabajas en equipo con tus pares, con toda la comunidad educativa, para que TODOS puedan alcanzar un buen nivel de aprendizaje respetando sus diferencias, potencializando sus fortalezas y especificidades; cuando cada chico y chica descubre y abraza su talento, o mejor aún, cuando se deciden por buscarlo, desarrollarlo, trabajar con pasión en ello, más allá del aula, más allá de las circunstancias; pero por sobre todo, te conviertes en una mejor maestra cuando esos “casos perdidos” no lo fueron más, gracias a la confianza, al sistema de apoyo y el acompañamiento solidario que creaste para ellos.
Todos sabemos lo necesario que se hace generar liderazgo dentro del aula, promover entre los chicos el trabajo colaborativo y sobretodo estimular la creatividad; pero qué difícil es hacerles reír, propiciar que se diviertan, sorprenderles, captar constantemente su atención, desarrollar su pensamiento critico y autocritico, ese sí que es un verdadero reto y si lo logras que no te sorprenda si entre ellos y ellas está naciendo una nueva maestra.