El ritmo de crecimiento fue robusto en 2022, no obstante, el deterioro del contexto exterior. Sumando el PIB real de los primeros diez meses a un estimado con informaciones no oficiales para los últimos dos, tenemos lo que sucedió en el año.
Como se esperaba, ha sido 5% superior al de 2021, porque poca fue la desaceleración que restaron los aumentos de tasas de interés y precios, en noviembre subieron 7.58% con respecto al mismo mes del año pasado.
Se cumplieron las previsiones del FMI y la CEPAL, el volumen de nuestro PIB real aumentó mucho más que el 3.2% estimado para la economía mundial, 1.6% Estados Unidos, 3.1% zona euro y 3.5% América Latina y el Caribe para 2022, lo que no fue cualquier cosa.
Estimo, por otra parte, como determinante el aporte de la demanda interna, compensó los puntos porcentuales restados por la demanda externa, al crecer el volumen importado más que el exportado.
Aceleró el consumo y la inversión los préstamos en pesos de la banca múltiple, crecieron sobre 14% en 2022, y los desembolsados en 2021, la mayor parte a una tasa de 8% anual y a tres años plazo.
Estas últimas facilidades motorizaron el crecimiento de 12.3% del PIB real en 2021, que hizo posible recuperar en tiempo récord, menos de nueve meses, 6.7% del PIB perdido en 2020, y sumar crecimiento real, alrededor de 5%.
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Además, recuperar 335,732 empleos esfumados desde el tercer trimestre de 2019 al mismo trimestre de 2020, por cierre de la economía por la crisis sanitaria, agravado por problemas en la cadena de suministro global.
Los empleos creados en 2022 estuvieron en línea con la expansión del PIB real, el volumen total de ocupados sumó 4,633,135 en julio-septiembre 2022, igual que en el mismo trimestre de 2019, es decir, antes de la pandemia.
La tasa de desocupación abierta se redujo 3.2 puntos porcentuales, desde 8.0% en enero-marzo de 2021 a 4.8% en julio-septiembre de 2022.
Sobre la inflación, desde la peor que escaló a 9.64% en abril de este año, hemos tenido desaceleración durante seis meses consecutivos.
No niego el aporte del efecto base a la evolución descendente de los precios que no dejaron de crecer desde febrero de 2021, por lo que comparándolos con los de ahora reduce la variación interanual.
Sin embargo, debe quedar claro que el retroceso se debe, principalmente, al oportuno cambio de la política monetaria, desde ultra expansiva al endurecimiento, temprano, antes de finalizar el 2021, primero que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, nuestro Banco Central interpretó correctamente que la inflación mundial no era coyuntural, había llegado para quedarse por un largo tiempo. Al madrugar mejoro aún mas el índice de confianza y el clima económico, no obstante aumentar 550 puntos porcentuales la tasa de política monetaria, de 3% a final de octubre 2021 a 8.50% anual en noviembre de 2022.
Comparto su previsión, la inflación interanual retornara al rango meta de 4.0% ± 1 % antes de finalizar el primer semestre de 2023, es decir, poco a poco continuara bajando desde el pico a la falda de la montaña, lo que ha sido clave para el crecimiento del PIB real en torno a su potencial.