El país tiene la oportunidad de desarrollar alianzas público-privadas apoyadas en fideicomisos, como muestra la experiencia latinoamericana.
Con la Ley 47-20 de Alianzas Público-Privadas (APP), aprobada a inicios de año, el país cuenta con una herramienta poderosa para incentivar las inversiones en proyectos de envergadura, que sirvan de palanca para la reactivación económica.
La legislación establece que una APP reúne, bajo un proyecto de interés social de largo plazo, a agentes públicos y privados que trabajan de forma mancomunada para lograr la provisión, gestión u operación de bienes y servicios de alto impacto para la sociedad.
En este sentido, la inversión total o parcial proviene usualmente de los agentes privados participantes, en tanto el sector público aporta bienes tangibles e intangibles al proyecto. La remuneración a los inversionistas se asocia al desempeño de la iniciativa, según haya sido acordado en el contrato.
Partiendo de este contexto que proporciona la ley, y viendo la experiencia que durante años han venido desarrollando otras naciones de la región, vemos cómo la evidencia latinoamericana indica que el uso del fideicomiso como vehículo para la estructuración de las APP es la vía preferida frente a otro tipo de sociedades de objeto exclusivo.
Las APP en Latinoamérica. En Latinoamérica el uso de las APP ha tenido un alto impacto y gran aceptación, tanto para el desarrollo de proyectos de gran escala, así como para diversos sectores económicos.
Un ejemplo de proyectos que pudieran perfectamente aplicarse en nuestro país es el caso de Colombia. Allá utilizaron una APP con una vigencia de hasta 30 años para la construcción, explotación, operación y mantenimiento de más de 8,000 kilómetros de carretera. Dicha infraestructura conlleva una inversión de US$25,000 millones por parte de los sectores público y privado.
Asimismo, en México podemos ver buenos ejemplos, en los que se acordaron la creación de importantes APP para desarrollar zonas con poca infraestructura. También en Perú tenemos buenas iniciativas de infraestructuras importantes que se realizaron utilizando fideicomisos como el vehículo para manejar la APP.
En estos tres ejemplos la figura del fideicomiso fue el instrumento elegido por los gobiernos de los países para ejecutar estas alianzas.
Otros países como Brasil, Ecuador y Chile también han utilizado las asociaciones público-privadas para impulsar importantes planes de desarrollo de infraestructuras, tales como: aeropuertos, carreteras, hospitales, redes del sector energético y telecomunicaciones, entre otros.
La oportunidad dominicana. Bajo este esquema, también pudiesen replicarse muchas iniciativas en la República Dominicana.
Es cierto que la ley no establece la obligatoriedad de la utilización de los fideicomisos para la creación y desarrollo de APP. Sin embargo, en la práctica, como hemos visto, ésta es la figura más utilizada.
La razón es sencilla: la participación de una fiduciaria en una APP brinda la seguridad de que un tercero, independiente y neutral, se asegure que las reglas establecidas en el negocio público-privado se lleven a cabo.
Una fiduciaria es el garante de la sociedad civil para velar por el desarrollo y el buen término de estos proyectos de importancia, ya que vigila el estricto cumplimiento de los acuerdos firmados entre el ente o entes privados y el Gobierno u otra entidad pública durante toda la vigencia del contrato.
Garantía para la inversión privada. Visto desde la perspectiva de la inversión privada, el fideicomiso transparenta las inversiones y da seguridad para que el sector privado participe y ponga su dinero en proyectos del Estado, con reglas claras desde su inicio.
En el contrato firmado por las partes queda definido, entre otras cosas: las obligaciones y responsabilidades de cada una, la forma de mitigar los riesgos durante la vigencia de la alianza, los mecanismos de resolución de conflictos, si existiesen; así como las condiciones en las que se realizará la distribución de beneficios.
Para estos fines, la fiduciaria velará, de manera transparente, por su fiel cumplimiento, brindando seguridad para las partes.
En adición, una característica que es importante resaltar es que el fideicomiso puede establecer cualquier mecanismo de gobierno corporativo para la toma de decisiones de negocios dentro de la alianza, sin contradecir ninguna ley existente.
Participación en el mercado de valores. Otra de las virtudes de utilizar el fideicomiso como vehículo de administración de una APP es que, de así acordarse entre las partes, puede acceder al mercado de valores en cualquier momento desde su constitución.
Ese fideicomiso se convierte así en un fideicomiso de oferta pública, que abre a la sociedad la posibilidad de participar en estos proyectos de envergadura público-privados para construir su patrimonio a través del mercado de valores, al tiempo que apoya el desarrollo del país.
En cuanto al tipo de fideicomiso de oferta pública es doble. Podrían ser de renta variable, donde el inversionista recibiría un porcentaje de las utilidades que genere la APP durante la vigencia del contrato y al concluir el fideicomiso un valor por su finalización; o de renta fija, donde el fideicomiso emite bonos corporativos y el inversionista recibe una tasa de interés sobre su inversión y luego del plazo de vencimiento del bono recuperaría dicha inversión.
Elegir entre renta fija y renta variable dependerá de la estructura de inversión que necesita la APP para ejecutar el proyecto para cada fase de su ejecución y administración.
Cada APP tiene necesidades diferentes. Cada APP es diferente y cada APP necesita su propio análisis. Todo va a depender del momento y el tipo de asociación que se esté analizando.
No es lo mismo el fondeo de un proyecto en su etapa inicial, donde no se están generando flujos y el riesgo es mayor por ser las primeras fases de la inversión, que el necesario para las fases posteriores, en las que ya la alianza está generando ingresos y por tanto el nivel de riesgo es diferente.
Probablemente, en alguna fase lo más factible sea simplemente un financiamiento bancario tradicional o el aporte de patrimonio de los accionistas y en otra fase es posible que lo mejor sea ir al mercado de capitales.
La estructuración de la emisión es la que define el mercado objetivo al que se dirige.
Cada fase tiene niveles de riesgo y fondeo diferentes. En el Grupo Popular, por ejemplo, contamos con todas las herramientas para definir este proceso según la mejor conveniencia de la APP.
Nuestra Área de Banca de Inversión y el puesto de bolsa Inversiones Popular tienen una amplia experiencia en la estructuración de emisiones, razón por la cual podemos diseñar el esquema más adecuado de levantamiento de fondos para cada fase, dentro de una Alianza Público Privada.
Cuando se va al mercado de capitales, de acuerdo a la estructura de capital de la APP, se analizará qué instrumento es el más favorable, si renta variable o renta fija.
Si se define que el proyecto de APP se abre al mercado de valores, puede acudir bajo la emisión de un fideicomiso de oferta pública, que podría colocar emisiones entre inversionistas institucionales y también entre el público inversionista en general.
También se podría diseñar la participación de un fondo de inversión en la APP, ya sea como inversionista o acreedor, permitiendo a los inversionistas del fondo de inversión participar igualmente en dicha asociación público-privada.
La ventaja es que este fondo de inversión puede ser administrado por nuestra filial AFI Popular, facilitando el proceso de administración y diversificando además el riesgo del proyecto.
Respuesta a los desafíos. En conclusión, República Dominicana tiene una gran oportunidad para desarrollar estas APP de forma transparente y garantista, apoyándose en la figura del fideicomiso.
En momentos como los actuales, ante una sociedad llena de desafíos y necesitada de fomentar un modelo de crecimiento sostenible, las APP son el instrumento efectivo para ejecutar las obras necesarias para impulsar el desarrollo del país.
El Estado requiere una inyección extraordinaria de fondos para ejecutar todos los proyectos requeridos que sienten las bases del desarrollo del país y tiene la capacidad de atraer los capitales necesarios para que los inversionistas privados ejecuten esos proyectos de infraestructura pública en su nombre, con una rentabilidad adecuada para todos los participantes.
Es allí donde las APP juegan un rol importante para reactivar la economía dominicana, un punto crítico ante una crisis económica de gran proporción.
Adicionalmente, las APP van alineadas totalmente al objetivo número 17 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que precisamente promueve la generación de alianzas para lograr las metas de desarrollo de la Agenda 2030.
El autor es gerente general de Fiduciaria Popular