Francis Fukuyama , un experto en política internacional, estadounidense ,pero de origen japonés, se atrevió a escribir una tesis my polémica, titulada: “El fin de la historia y el último hombre”.
Este libro trata de vender la idea de que el motor de la historia se paró. Pensó que al caer el campo socialista, las guerras y los problemas iban a desaparecer.
Para Fukuyama, la ideología del marxismo había sucumbido ante el surgimiento de una democracia liberal. El tenía todo amarrado desde el punto de vista ideológico y subjetivo. La misma percepción que tuvo Fukuyama la adoptó el PLD en la República Dominicana.
Para el PLD todo estaba seguro y proyectado para gobernar y controlar el poder sin defensores o desertores. ¡El símil entre Fukuyama y el PLD es claro! Danilo pensó que la historia había terminado para los demás partidos.
Pero con el tiempo en el PLD se infiltraron principios diametralmente opuestos a las ideas de Simón Bolívar y a la del profesor Juan Bosch. Estás ideas basadas en un neoliberalismo sin fronteras y forradas de corrupción institucionalizada, provocaron el surgimiento de una implosión. Digo implosión porque lo que acaba de suceder en el PLD es un hundimiento y quebrantamiento en el núcleo del liderazgo de los dirigentes.
El PLD diseñó una maquinaria que parecía invencible, inquebrantable e inseparable, una maquinaria sin alma. Ellos pensaron que el fin de los partidos y la desaparición de las ideologías estaban sepultadas y controladas por una economía asistencialista. El PLD pensó que ellos eran el único partido.
Los demás ya estaban sepultados por los paradigmas fabricados por un gobierno faraónico. Así creyeron. ¡Pero no! El mismo error de Francis Fukuyama , lo cometió el PLD, Fukuyama veía el mundo dividido en dos planos: El caído, debido al muro de Berlín; y el naciente, que consistía en un capitalismo liberal.
Pero no se percató que las ideas tienen consecuencias, no se percató que el mundo está dividido no solo en naciones geopolíticas, las naciones se construyen de grupos sociales y de grupos étnicos que coexisten en el plano macro de la sociedad.
Y precisamente estos pequeños grupos no obedecen a los intereses mal sano del sector dominante.
El PLD perdió su norte, no entendió que el fin de la historia no cerraba con ellos, tampoco ellos son el último partido o los últimos hombres. Perdieron de vista que la sociedad es cíclica, dinámica y se cansa.
Espero que esta lección de implosión dentro del seno de un partido en el poder, sea tomada en cuenta a partir del 2020. Además, como líderes debemos tener en cuenta que no hay un fin y no existe un último hombre. Siempre tendremos sucesores y siempre se construirá una historia en un espacio determinado.