A Pepín Corripio, amigo entrañable de cinco décadas (3/3)
El propósito fundamental de la política económica dominicana es contener la inflación en niveles adecuados, lo que se refleja en la elevación de las tasas de interés (TPM) como una herramienta de control sobre la demanda agregada.
El Banco Central inició las subidas de tipo de interés mucho antes que la Reserva Federal de Estados Undos (FED), una de las principales razones del porqué el peso se ha revalorizado frente al dólar, siendo uno de los pocos países que ha tenido una apreciación cambiaria en 2022. Esto podría lastimar la capacidad exportadora del país; y el propio Banco Central podría sufrir una pérdida asociada al ajuste contable del valor en pesos de las reservas internacionales.
El aumento de las tasas de interés conlleva una mayor rentabilidad de las inversiones en pesos, con respecto al retorno de inversiones en dólares, lo que a su vez podría constituir un incentivo a la sustitución de activos en dólares por activos en pesos en la cartera de inversionistas extranjeros y ahorrantes locales. El resultado natural es una abundancia relativa de divisas y, tras una secuencia de causas y efectos, una apreciación cambiaria.
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Ya en agosto el peso dominicano había experimentado una revalorización de 7.33% frente al dólar. Esto provoca una seria erosión en la competitividad de los sectores relacionados con el comercio exterior, remesas y el manejo de divisas. Sin embargo, también tiene efectos benéficos para los sectores que no están orientados hacia el exterior y para la población por el freno que pone al proceso inflacionario que afecta la canasta básica por medio de las importaciones. Por su parte, las finanzas públicas tienen una disminución del costo de importación de combustibles y el pago del servicio de la deuda pública, que se vuelve más barata y menor, valorizada en pesos dominicanos.
Indudablemente, la fortaleza del dólar como reserva internacional es evidente y se ha convertido en un valor refugio en estos tiempos de profunda incertidumbre económica. Las consecuencias más claras de esa fortaleza tienen que ver con los precios. “La depreciación del euro contribuye a aumentar las presiones inflacionistas (al encarecer sus importaciones); y, justo al contrario, en Estados Unidos, la apreciación del dólar estaría ayudando a controlar las presiones inflacionistas”, explica BBVA Research.
Todo el mundo reconoce ahora que estos persistentes shocks de oferta negativos han contribuido a la inflación, y el Banco Central Europeo, Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de EE. UU. han comenzado a reconocer que un aterrizaje suave será extremadamente difícil de lograr.
Estamos conscientes que la apreciación del peso dominicano no significa que la economía se encuentra en pleno apogeo, pero al menos el deterioro por la inflación y la incertidumbre mundial tiene un menor impacto.
En un momento de restructuración global, que abre las posibilidades de convertirnos en un eje importante dentro de la cadena de suministros, ¿Cómo afecta la apreciación del dólar? Esto sería tópico de un próximo artículo.