La calidad humana y profesional de los gerentes del talento humano son, sin duda, factores de altísimo valor agregado para lograr establecer y mantener climas laborales sanos, creativos, inclusivos, colaborativos, productivos y competitivos. Gestión humana es un área estratégica para el desempeño sistémico y sostenible de las empresas e instituciones. Con frecuencia, algunos CEOs y directivos, posiblemente impulsados por la emotividad e intereses personales, incurren en el grave error de designar a cualquier pelafustán como gerente del talento humano
Se espera que los responsables de gestionar el talento humano, sin importar la naturaleza y el tamaño de las empresas e instituciones, sean personas sanas y equilibradas con respecto a sus inteligencias emocional, espiritual, social y cognitiva. Durante mucho tiempo el rol de los profesionales del área de gestión humana se limitaba a la contratación de personal, a realizar los pagos de nómina a tiempo y a controlar la asistencia física de los colaboradores internos que laboran en los diferentes subsistemas del sistema organizacional. “El gerente del talento humano debe aplicar las estrategias necesarias para orientar las políticas de la organización para convertirlas en acción”. (Gerencia Moderna en las organizaciones, 2011).
Por lo general, el estado de ánimo, la participación y la creatividad de los colaboradores internos producen efectos positivos en los climas laborales, donde el talento humano es gestionado por profesionales competentes del área. En particular, le corresponde al gerente del talento humano diagnosticar las fortalezas y debilidades de los colaboradores internos. Por ejemplo: conocer sus habilidades, expectativas y necesidades profesionales y personales, con la finalidad de ayudarlos a crecer humana y profesionalmente.
Hoy, gestionar el talento humano al margen de lo que recomienda la gerencia moderna, equivale a desestabilizar, desenfocar y poner en alto riego el clima laboral y la productividad de las organizaciones. Por tanto, además de las competencias profesionales, los gerentes del talento humano necesitan desarrollar otras habilidades blandas transversales, que les ayuden a ser mejores personas. Dentro de este ámbito, se mencionan las siguientes: trabajo en equipo, adaptabilidad o tolerancia al cambio, capacidad de gestión y planificación, manejo y resolución de conflictos, habilidades comunicativas, iniciativa y proactividad, creatividad, aprendizaje continuo, liderazgo, pensamiento estratégico, comportamiento ético, alto nivel de inteligencia emocional, empatía, solidaridad, entre otras competencias.
En el entorno competitivo y cambiante actual, los gerentes del talento humano tienen, entre otras funciones estratégicas dentro de las organizaciones, crear, implementar y controlar estrategias creativas y actividades creíbles que contribuyan a optimizar los procesos y a humanizar el clima laboral. En esencia, el gerente del talento humano es un líder, el cual tiene que actuar siempre con justicia, credibilidad, imparcialidad y sin resentimiento. El responsable del talento humano no puede ser cualquier persona, debe poseer un perfil profesional enmarcado en las áreas de recursos humanos, psicología industrial o psicología organizacional. El gerente del talento humano es un estratega en relaciones humanas dentro de las organizaciones. De hecho, es un ser humano amable, cortés, comunicativo, asequible, confiable y portador de emociones positivas.
Dicho de otro modo, los responsables de gestionar el talento humano son aliados sine qua non para cualquier CEO, ejecutivo o directivo. En consecuencia, los niveles de motivación, empoderamiento, creatividad, innovación, lealtad, cooperación, estado de ánimo y de satisfacción de los colaboradores internos, dependen en gran medida de la calidad humana y profesional que posean los encargados de las áreas de gestión humana. Es por eso, que los gerentes del talento humano deben tener vocación de servicio, ser coherentes y actuar como conciliadores. En la resolución de conflictos laborales, no violar los derechos de los que no sustentan posiciones jerárquicas, buscando con ello favorecer y congraciándose con los que tienen más poder en la organización.
“El talento humano es el que da características propias a las organizaciones diferenciándolas entre unas y otras. Por consiguiente, la gestión del talento humano es primordial, no sólo para integrarlos con la visión, misión y para alcanzar los objetivos establecidos, sino que propicia la motivación entre todos para darle valor agregado a la empresa en sus distintos procesos productivos y administrativos y este valor debe alcanzar la vida familiar y social”. (La Gerencia Moderna en las organizaciones, 2011).
En resumidas cuenta, los profesionales provenientes de gestión humana tienen carácter, experiencia, conocimientos y ética para asesorar a los directivos, CEOs y ejecutivos en torno a lo que es bueno y malo para el presente y futuro de las organizaciones. Resulta claro, los gerentes profesionales del talento humano no son mezquinos, excluyentes, resentidos, egocéntricos, injustos, chismosos, apáticos, megalómanos y no son cómplices de los que incurren en malas prácticas dentro y fuera del ámbito laboral. Para poner en alto riesgo la productividad y la estabilidad emocional de las organizaciones, basta con designar emocionalmente a un bufón adulador para que finja ser gerente del talento humano.