Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el glaucoma constituye la segunda causa de ceguera en el mundo, por detrás de la catarata.
Es una enfermedad crónica que conlleva a la pérdida de visión progresiva e irreversible y 4.5 millones de personas la padecen en la actualidad con proyecciones de once millones de afectados para el 2020, de acuerdo a la OMS.
Esta enfermedad ocular puede provocar la pérdida de visión en uno o dos ojos, donde se observa una disminución del drenaje acuoso del globo ocular. Al acumularse este líquido provoca un aumento de la presión en el interior del ojo que daña al nervio óptico, lo que lleva a una pérdida de visión, dando lugar a lo que los oftalmólogos llaman “visión en tubo”.
Las personas más vulnerables a padecer ese defecto del nervio óptico son los diabéticos, hipertensos, familiares de pacientes con glaucoma y personas de más de 70 años, sin embargo, puede presentarse durante los primeros años de vida.
La doctora Guillermina Méndez, especialista en glaucoma congénito y del adulto del Instituto Espaillat Cabral explica que el glaucoma pediátrico o infantil tiene varios subtipos, los cuales se basan en la edad de inicio.
“Está el glaucoma congénito, que se presenta al nacer, el infantil que inicia a la edad de 1-24 meses y el glaucoma juvenil, que empieza después de los 3 años de edad”, describe la oftalmóloga.
Señala que la mayoría de los casos de glaucoma pediátrico no tienen una causa identificable y se considera glaucoma primario.
“Típicamente el glaucoma secundario se asocia a condiciones sistémicas (síndrome de Axenfeld-Rieger, síndrome de Struge-Weber y neurofibromatosis), a el uso de medicamentos (esteroides), a trauma o a cirugías oculares previas (catarata)”, dice.
Síntomas. La doctora Méndez apunta que los síntomas más comunes de glaucoma congénito/infantil son: lagrimeo excesivo, sensibilidad a la luz y córneas grandes y nubladas que pueden hacer que el iris parezca opaco.
Usualmente el lagrimeo excesivo con producción de moco/materia en un niño no es causado por glaucoma sino por obstrucción congénita del conducto nasolagrimal, aclara la experta.
Factor hereditario. La oftalmóloga indica que algunos tipos de glaucoma pediátrico son hereditarios. Aproximadamente el 10 % de los casos de glaucoma congénito/infantil son heredados.
Refiere que investigaciones recientes han identificado mutaciones genéticas específicas asociadas a esta enfermedad y que en un futuro cercano podría disponerse de pruebas y asesoramiento genético para las familias afectadas.
Cifras. Estudios han arrojado que el glaucoma infantil es relativamente infrecuente. Se ha llegado a la conclusión de que ocurre en aproximadamente 1 de 10,000 nacimientos.
En cuanto a la situación en la República Dominicana, la doctora Méndez revela que “no tenemos una estadística, pero cada vez es más frecuente en nuestro país”.
¿Cómo se trata el glaucoma pediátrico? La especialista apunta que el glaucoma pediátrico se maneja disminuyendo la presión intraocular (PIO), por medio de medicamentos y/o cirugía.
“La mayoría de los casos de glaucoma pediátrico primario se manejan con cirugía. Las intervenciones quirúrgicas más comunes son la trabeculetomía y goniotomía, que abren el canal de drenaje. Otros procedimientos crean una ruta alterna para el drenaje del humor acuoso fuera del ojo”, explica.
En algunos casos, procedimientos que involucran láser, también pueden ser beneficiosos.
Afirma que generalmente, para el control del glaucoma se requieren múltiples procedimientos y exámenes bajo anestesia.
“Las gotas y medicaciones orales son los tratamientos básicos para el glaucoma secundario y juvenil y ocasionalmente se utilizan para el glaucoma pediátrico primario. Una o más medicaciones pueden ser necesarias para controlar la PIO, inclusive después de cirugía”, detalla la especialista.
Luego de finalizado el tratamiento, los pacientes tendrán que seguir toda su vida un control periódico por parte de un oftalmólogo.
La doctora explica que el tratamiento del glaucoma pediátrico no es simplemente disminuir la presión intraocular. Muchos niños con glaucoma desarrollan miopía y requieren espejuelos.
Asimismo, asegura que la ambliopía y el estrabismo también aparecen frecuentemente y pueden requerir tratamiento con oclusión o cirugía.
En ciertos casos, la pérdida de la visión permanente puede resultar del glaucoma pediátrico a pesar de un tratamiento a tiempo y agresivo. “El diagnóstico y tratamiento temprano ayudan a obtener un resultado exitoso”, concluye.