El jueves en la mañana leía la noticia de que el Gobierno de Danilo Medina estaba detrás de un préstamo de 500 millones de dólares para pagarle un proyecto a Odebrecht.
Por un momento pensé que era una información vieja.
Tuve que ver bien para determinar si era una noticia de actualidad o era parte de los viejos hechos de la firma brasileña.
Pero cuando me di cuenta que es algo reciente, que ocurre al calor de los sometimientos a funcionarios de la gestión morada por sobornos de Odebrecht, me llené de indignación.
Yo veo esto como una burla, un abuso de poder y un acto de cinismo.
Por lógica, prudencia y transparencia se entiende que las negociaciones entre el Gobierno dominicano y la firma extrajera debieron detenerse.
¿O es que hay una ley especial para Odebrecht que está por encima de los códigos de la justicia y de la Constitución de la República?
¿Por qué el empeño de Danilo Medina en pagar a una firma tramposa, estafadora y perjudicial a los intereses de la sociedad dominicana?
¿Podría saber el país cuál es la razón poderosa que obliga al señor Presidente a querer hacer eso?
Todo lo contrario, así como los funcionarios acusados de corrupción han sido suspendidos de sus funciones y libertades, Odebrecht también debe ser privada de su privilegio de seguir negociando con el país.
En cambio, debe ser sometida a la acción de la justicia y obligada a resarcir todos los daños hechos contra el erario.
Si este Gobierno y los miembros del Congreso siguen aprobando dinero y otorgando mas privilegios a Odebrecht, entonces tendremos que pensar obligatoriamente que hay una componenda muy grande desde el poder.
De los políticos uno siempre espera cualquier cosa.